Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos fetuccini en salsa de carne y agüita de anís al tiempo. “María, el Gobierno lanzó la campaña nacional ’, que busca inhabilitar de forma permanente los teléfonos arrebatados a sus dueños. Ojalá sea seria, efectiva y logre el objetivo del Ministerio del Interior de reducir en 40%, a diciembre próximo, estos robos, que al día actualmente pasa de los 6 mil 200. Este delito, que ha causado asesinatos de madres y adolescentes, mueve al mes unos 500 mil dólares. Además, para extorsionar y ordenar muertes. El bloqueo de teléfonos robados será periódico y se comenzará con 50 mil. Quienes posean un celular hurtado, recibirán una alerta que les dirá que ‘su’ aparatito es malhabido. Además, se les informará que tienen 48 horas para entregarlo a su operador. Si lo hacen, mantendrán su línea y chip para usarlos en otro celular de procedencia legal. Si no lo dan, serán denunciados penalmente por delito de receptación y podrían sufrir entre cuatro y ocho años de prisión.

Repito, ojalá este programa sea el inicio del fin del negociazo del robo de teléfonos. Es increíble que hasta ahora miles de delincuentes sigan con esta actividad. La tecnología existe para inhabilitar de forma permanente estos aparatos, lo que no había era la decisión tanto del Gobierno como de algunas empresas operadoras de celulares. ¿Por qué? Los motivos son muchos, todos monetarios. Mientras tanto, cuántas mamás, papás, niños, adolescentes y jóvenes han sido masacrados, cortados y asesinados para arrebatarles sus teléfonos. Hoy es una lucrativa actividad por la que sus autores, incluso, casi siempre salen bien librados si son atrapados. Un día pueden ser capturados, pero al siguiente los vemos libres y robando. Eso es incentivar el robo. Si un muchacho ve que un sujeto obtiene plata fácil por un delito y no le pasa nada, entonces quizá lo imite. ¡En lugar de ponerse a trabajar o estudiar! Hay que tener fe en que esta campaña logre buenos resultados, pues así también se impedirá que extorsionadores, sicarios y otras lacras sigan coordinando y ordenando homicidios y toda clase de crímenes. Muchos asesinatos en las calles han sido decretados desde las cárceles donde, increíblemente, hasta hoy los famosos ‘bloqueadores de celulares’ no funcionan. Las prisiones deben ser el próximo objetivo de este Gobierno. El control debe ser férreo, no solo para los criminales, sino también para los encargados de su custodia”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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