Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su cau cau con arroz graneadito, su rocotito y su cebada heladita. “María, llegué al restaurante y me encontré con mi amigo ‘Puchito’, un sanmarquino de los viejos tiempos de . Él era el típico estudiante de la Decana: misio, chancón, devorador de poesía y literatura, bohemio y comensal del comedor del jirón Cangallo. Puchito era conocido como un ‘tripletero’, o sea, llegaba tempranito y comía su primera ración a la una y media de la tarde, se ponía gorrita y se sacaba la chompa y ‘dobleteaba’. A las tres y media, cuando ya no había sopa, ni fruta, solo segundo, ‘tripleteaba’. Paraba camaroneando a las chicas: ‘Anita, me pasas tu puchito’, ‘Vicky, convídame tu puchito’. A las jóvenes ya las tenía ‘tarifadas’ y le clavaron esa chapa con la que todos lo conocen, pese a que ahora es un prominente juez. ‘Gary, francamente la ignorancia es atrevida. Cómo va a llamar ‘aprendices de terroristas’ a los estudiantes que protestan por excesivos cobros en la San Marcos. No, pues. En qué Cenecape habrá estudiado ella o si habrá estudiado, pero creo que a San Marcos no ingresaba ni por ampliación de vacantes. La Decana, como sabemos, es una universidad estatal, son miles de postulantes, cincuenta mil para mil o dos mil vacantes. Estudiar allí requiere de sacrificio. Los alumnos saben defender sus derechos. No están reclamando por ‘guerra popular del campo a la ciudad’ ni exigen que liberen a Abimael.

Era una protesta por un aspecto netamente económico, el alza de algunos costos. Quienes estudiamos en San Marcos sabemos lo bendito que es el carné universitario. Antes te lo daban gratis, ahora se paga, como muchos otros servicios que antes eran gratuitos. Los que estudiamos en los años ochenta sí tuvimos que convivir con terrucos. Al principio estaban solapados. Solo te enterabas de que un compañero de tu ‘base’ era senderista o del MRTA cuando salía su foto en el periódico, porque había muerto poniendo bombas o estaba detenido. Luego los terroristas tomaban la universidad en las noches, previo apagón. Salían con capuchas como las del ‘Ku Klux Klan’ y cantaban ese himno que nos escarapelaba el cuerpo. ‘Salvo el poder todo es ilusión, conquistar los cielos con la fuerza del fusil’. Esos eran tiempos terribles. La mayoría de los alumnos estaban en contra de esa prédica y los derrotamos en las elecciones. Nunca han sido una fuerza mayoritaria. Ahora menos, los jóvenes quieren estudiar, progresar gracias a su esfuerzo y el de sus padres. ¡Cuántos padres de la patria, jueces, como el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, han estudiado en universidades públicas! Mario Vargas Llosa egresó de San Marcos. De verdad, Gary’”. Pucha, ese señor Puchito era de origen muy humilde, pero se quemó las pestañas en San Marcos y ahora es un gran juez. Me voy. Cuídense.

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