Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tacu tacu de pallares con un lomito al jugo montado, rocoto y un emoliente calientito. “María, en los últimos días se han visto casos de , ya sea porque son bebés raptados o niñas más grandecitas que fueron engañadas. Una pequeñita de solo cuatro meses de nacida fue raptada por una mujer que era supuestamente la amiga de los padres. Con engaños convenció a la mamá de viajar con su bebé a Apurímac para que graben un videoclip por el que le darían una cantidad de dinero. Cuando llegaron a ese departamento, al parecer la secuestradora dopó a la mamá, quien quedó en mal estado, lo que aprovechó para desaparecer con la bebé. Después de casi una semana, en la que los padres de la criaturita sentían morirse de la angustia, la policía en Apurímac logró llegar hasta la secuestradora gracias a que fue denunciada por la dueña de la vivienda que alquiló para esconderse. Otro caso que llamó la atención es el de una niña de 9 años, quien el último domingo acudió a una iglesia cerca de su casa, en San Juan de Miraflores, y no se supo más de ella. Después de cuatro días apareció con una nota en el bolsillo, donde se señalaba que una mujer de nombre ‘Liliana’ la había tenido en su casa.

Cuando la familia de la niña le reclamó a esa mujer, esta dijo que su esposo la encontró en la calle y la llevó a su casa para protegerla. En un video grabado por una cámara de seguridad, se ve a un sujeto que la sostiene de la mano y se la lleva presuroso. ¿Qué pasó con la niña todo ese tiempo que estuvo fuera de casa? Y días antes, una menor de solo once años fue asesinada de un balazo en la cabeza en la habitación de un hostal en El Agustino. La policía sospechaba de un adolescente de 15 años con el que ingresó y al que conoció por Internet. En las conversaciones que tenían ambos menores, él le pedía a la niña que le robe dinero a sus padres. Ese muchacho, que está desaparecido, registra antecedentes policiales. ¿Cómo una chica de solo 11 años puede entrar a un hostal? Y sus padres, ni enterados. Creo que ser papá, mamá, es una maravillosa responsabilidad que se debe cumplir lo mejor posible y con la máxima responsabilidad y amor. En estos tiempos, ni siquiera hace falta que nuestros pequeños se asomen a la calle para estar en grave peligro. Basta que tengan Internet para que queden expuestos a toda clase de riesgos. Cada vez más depravados sexuales, proxenetas, secuestradores y otros criminales recurren a las redes sociales para encontrar víctimas. Los padres debemos estar siempre alertas con nuestros hijos, pues un descuido podría costarles hasta la vida”.

Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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