Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un churrasco jugosito con papas doradas, un poquito de arroz, ensalada de lechuga, tomate y, para tomar, un refresco de maracuyá fresquecito.

“María, es increíble que esté con vida el hombre que se lanzó al vacío del edificio ‘El Dorado’, en Lince. Cayó sobre un taxi estacionado, cuyo techo quedó destrozado, y solo resultó con un brazo y algunas costillas fracturadas, que le perforaron un pulmón. Pero los médicos señalaban ayer que estaba fuera de peligro. Además, confirmaron que había recibido tratamiento psiquiátrico en el hospital Larco Herrera por depresión. Este caso extraordinario pone de manifiesto, una vez más, la dura realidad de la  mental en nuestro país. Las cifras que maneja el Ministerio de Salud (Minsa) son escalofriantes: El año pasado, poco más de 917 mil personas fueron atendidas en algún establecimiento del Minsa por trastornos mentales, unas 58 mil más que en el 2015 y 200 mil más que en el 2014. Sin embargo, el casi millón de pacientes atendidos en el 2016 solo es el 45 por ciento de personas con padecimientos de la mente. Es decir, hay un 55 por ciento, o sea, más de un millón de peruanos enfermos, que no recibe ningún tratamiento. Ellos aquejan males como depresión, ansiedad, alcoholismo, drogadicción, psicosis, esquizofrenia y otros. Se calcula que de cada 100 personas que van a un centro de salud, 30 presentan como problema de fondo un trastorno de salud mental. La depresión es grave, porque puede llevar al suicidio a quien la sufre. Por eso, es importante que la familia esté pendiente de todos sus integrantes, para detectar a tiempo comportamientos extraños que podrían ser peligrosos. Según la Organización Mundial de la Salud, estos son:

- Síntomas físicos (dolores, trastornos del sueño).

- Síntomas afectivos (tristeza, miedo, ansiedad).

- Síntomas cognitivos (dificultad para pensar con claridad, creencias anormales, alteraciones de la memoria).

- Síntomas del comportamiento (conducta agresiva, incapacidad para realizar las tareas corrientes de la vida diaria, abuso de sustancias).

- Alteraciones perceptivas (percepción visual o auditiva de cosas que otras personas no ven u oyen).

Si una persona evidencia uno o varios de estos síntomas, debe ser atendida por un especialista cuanto antes. Y para eso es importante la familia, que, además, debe dialogar y escuchar a quien está mal, sin juzgarlo ni criticarlo. Muchos males mentales aparecen en la niñez, por lo que es esencial sacar al menos una cita con un psicólogo para que vea a nuestros hijos y nos oriente”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.

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