El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su plato grande de lentejitas con arroz blanco graneadito y una cojinova frita encima. Para calmar la sed, se pidió una jarrita de agua de cebada. “María, llegué temprano a la Redacción y me encontré con el legendario periodista de Policiales, ‘El Sonámbulo’. ‘Gary -me dijo-, hay una noticia policial que llegó del Brasil que merece ser analizada.

Se trata del brutal asesinato del futbolista que jugó en Sao Paulo, . Su cuerpo fue encontrado en un descampado. Estaba casi decapitado, le habían extirpado los órganos genitales y tenía el cuerpo lleno de golpes. La policía no comprendía por qué el jugador pudo morir de una manera tan atroz. Poco a poco se pudo reconstruir sus últimas horas de vida. Asistió a la fiesta de Ariana Brittes, de 18 años. La chica lo invitó a una conocida discoteca donde se celebró la reunión. Los padres de la joven, Cristiana y Edson Brittes, también participaban de los festejos.

Ya de día, una docena de invitados decidió seguir la juerga en la residencia de los Brittes, donde también llegó Correa. A partir de aquí se perdió el rastro del futbolista, hasta que fue encontrado muerto con signos de torturas. Los sabuesos de Homicidios comenzaron a hacer su trabajo. Testigos señalaron que en la fiesta, el futbolista de 24 años no solo coqueteaba con la hija de Brittes, sino también, al parecer, con su guapa madre.

Correa no debió jugar con fuego, pues el padre Edson Brittes, bajo la fachada de empresario, era un tipo con antecedentes criminales, tenía procesos por posesión ilegal de armas, robo de vehículos y amenazas. ‘Es un bandido’, lo definió un testigo. Los policías recogieron información valiosa. Que el jugador fue sorprendido con la madre de la cumpleañera y que el esposo y otras personas le dieron una brutal paliza y lo metieron en la maletera de un auto y partieron con rumbo desconocido.

Interrogado, Brittes dio una versión insólita: ‘Estaba durmiendo y escuché gritos que venían de un dormitorio. Eran los gritos de auxilio de mi esposa. Derribé la puerta y vi a Correa encima de ella intentando violarla. Me le fui encima e hice lo que haría cualquier esposo. En ese momento no era mi esposa, sino todas las mujeres de Brasil’.

Los policías no le creyeron y lo acorralaron hasta que confesó que ‘perdió el control por la situación y lo golpeó hasta matarlo’. Antes de morir, el futbolista utilizó su smartphone para mandarle una foto donde se le ve en la cama sonriente junto a Cristiana Brittes plácidamente dormida y con mensajes de ‘wasap’ que decían: ‘Me c... a la mamá de la cumpleañera y el esposo está aquí’.

Este crimen debe servir como lección. Hay que respetar a la mujer de tu prójimo. Habiendo tantas chicas jóvenes y solteras en la fiesta, ¿por qué se fijó en la esposa del dueño de la casa? Los alumnos se fueron en silencio, impresionados con la charla del periodista”. Pucha, ese señor ‘El Sonámbulo’ es un maestro. Me voy, cuídense. 

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