Mi amigo Gary llegó por su lomo saltado con su ajicito molido y su jarrita de agua de maracuyá. “María, cada vez hay más personas que sufren de ansiedad. Ello es consecuencia del trajín del trabajo, los problemas familiares y el excesivo uso de medios tecnológicos, entre otros factores. se define como una respuesta de anticipación involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como pensamientos, ideas, imágenes o situaciones, que el ser humano percibe como amenazas o inminente peligro. Se trata de una condición más grave que el estrés, pues el factor estresante desaparece, pero la ansiedad puede seguir. Y si continúa, causa problemas ya no solo a nivel mental, sino también orgánico.

Las personas que tienen trastornos de ansiedad con frecuencia sienten una preocupación intensa, excesiva y persistente, muchas veces llegan a temerle a todas las situaciones de la vida diaria. En los casos extremos sufren ataques de pánico, que es una reacción de ansiedad muy intensa, acompañada de la sensación de falta de capacidad hasta para respirar, caminar o sostenerse en pie.

Esta crisis puede producirse en diferentes situaciones, en el carro, el ascensor u otros espacios. Se vienen a la mente pensamientos catastróficos. Es entonces cuando las fobias se intensifican.
Algunos de los síntomas de la ansiedad pueden ser: palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar en el pecho, náusea, inestabilidad, mareo o desmayo, despersonalización, miedo a perder el control o volverse loco, miedo a morir o parestesias (manos, brazos o piernas dormidos). Si la persona tiene al menos cuatro de estos síntomas, debe acudir al psicólogo. Aquí de dejo unos tips para superar la ansiedad.

- Si te da un ataque de pánico, tranquilízate, solo es una reacción de tu cuerpo, que se pone en guardia ante un peligro irreal.

- Conviértete en un experto en relajación.

- Respira profundamente, hasta el diafragma. Así le das una señal a tu cerebro de que no hay peligro y este ordenará el equilibrio de los demás órganos.

- Duerme lo suficiente, aliméntate bien y haz ejercicio físico.

- Pasa el tiempo con otras personas. Los amigos y familiares son claves.

- Conéctate con la naturaleza. Un corto viaje, un paseo al parque.

- Piensa en positivo. En cosas bonitas y buenas.

- Ordena tus cosas, tu habitación. También tus actividades, resuelve los pequeños problemas, no dejes que se amontonen.

- Programa tu horario. No hagas las cosas con prisa”. Tiene razón mi amigo Gary. Me voy, cuídense.

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