Una gran obra de la literatura mundial.
Una gran obra de la literatura mundial.

El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su bistec a la chorrillana y su jarrita de cebada con bastante limón. “María, llegué temprano a la Redacción y me encontré con el legendario periodista ‘El Sonámbulo’. Estaba preparando su charla para los estudiantes de Periodismo encabezados por la ‘Chica bonita de lentes’ y el ‘Gordito preguntón’.

‘Gary, les voy a dar una charla sobre un libro increíble. ‘Crónica de una muerte anunciada’, de Gabriel García Márquez. Esta obra, contra todos los pronósticos, tiene un inicio alucinante. Porque contrariamente a las novelas policiales, donde uno no sabe quién va a morir, en este caso, el colombiano desde un inicio nos anuncia quién va a morir.

Y empieza así: ‘El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque donde llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones, donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al final se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros’.

Esta fue su sétima novela. Y en este caso se basó en un hecho real ocurrido en su natal Aracataca. Un par de hermanos asesinaron a un joven acaudalado de la ciudad, después que su hermana, que se había casado, fuera rechazada en su noche de bodas por el esposo, al comprobar que no era virgen. La dama, Ángela Vicario, en su afán de recibir el perdón de su marido le dio el nombre del hombre que le arrebató la virginidad: Santiago Nasar. Ella se casó sin amor con un forastero que llegó al pueblo de Manaure, Bayardo San Román. El ingeniero de trenes, de misteriosas fortunas, se ganó a los hermanos y al padre de la novia, pero no a la prometida.

Justo el día que iba a morir Santiago Nasar, llegaba el buque que traía al obispo. Él se levantó temprano para el gran acontecimiento. No sabía que a Ángela Vicario la había repudiado Bayardo San Román y que sus hermanos habían anunciado, públicamente, que iban a matarlo. Llevaban tres días de borrachera y como trabajaban como matarifes en el camal, tenían unos tremendos cuchillazos para matar cerdos.

Pero lo más alucinante del libro es que todos en el pueblo sabían que los hermanos Vicario se aprestaban a matar a Santiago Nasar. Él caminaba como si nada. Sus amigos y familiares, que lo veían pasear con su inmaculada ropa blanca, pensaban que estaba advertido, que portaba un arma para defenderse. Es más, los hermanos Vicario, que habían vociferado que lo iban a matar, ya ebrios por la resaca querían en el fondo, que alguien los detuvieran. Pero las cosas se dieron para que Santiago Nasar llegue a su casa justo cuando los asesinos estaban esperándolo bebiendo aguardiente.

La novela tuvo un gran suceso mundial, sobre todo en Europa, al punto que el italiano Francesco Rosi la llevó al cine con un reparto de lujo: Ruper Everett, Ornella Muti, Anthony Delon, Jean Maria Volonté e Irene Papas’. Cuando ‘El Sonámbulo’ terminó con su charla, sus alumnos enrumbaron al jirón Quilca a comprarse el libro”. Pucha, ese señor ‘El Sonámbulo’ es un gran periodista. Me voy. Cuídense.

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