El fotógrafo Gary llegó al restaurante por su rico cebiche de pato. “María, recibí la visita del veterano de Política, ‘Cigarrito’. Me encontró leyendo un libro imprescindible para cualquier estudiante de periodismo, que desea conocer cómo un puñado de valientes hombres de prensa se inmolaron sufriendo una terrible muerte, solo por intentar llegar a descubrir la verdad. ‘Uchuraccay, el pueblo donde morían los que llegaban a pie’, escrito por los hermanos periodistas Víctor y Jaime Tipe. El 26 de enero de 1983 se produjo, en las alturas de la comunidad ayacuchana de Uchuraccay, el asesinato de ocho periodistas y su guía, a manos de los comuneros de ese pueblo. 

había iniciado en mayo de 1980 una ‘lucha armada’, que desató un baño de sangre entre las comunidades campesinas. En un inicio, el presidente Fernando Belaunde dijo que eso solo se trataba de ‘abigeos’, pero en diciembre de 1982 declaró el estado de emergencia en el departamento de Ayacucho y se estableció que el general del Ejército, Clemente Noel Moral, asumiera la jefatura de un Comando Político Militar en toda la región. En ese contexto se ubica el libro de los hermanos Tipe. Ellos cuentan cómo comienzan a suceder cosas sorprendentes a inicios de enero, siete senderistas fueron linchados en la comunidad huantina de Huaychao. El propio general Noel llegó a la zona con periodistas de ‘Caretas’ y esa portada dio la vuelta al mundo.

Los periódicos de Lima ordenaron que equipos periodísticos llegaran especialmente a Ayacucho para ir hasta Uchuraccay, a fin de averiguar la verdad. ‘Gary -me dijo Cigarrito emocionado-, a mí también me enviaron a Ayacucho. Conocía a los héroes Pedro Sánchez, el calladito fotógrafo del diario de ‘Marka’, a su redactor, más pendenciero Eduardo de la Piniella, un gringo altazo y corpulento, con cara de galán de cine, recontra alegre. La pareja más pareja, la del diario ‘El Observador’, un fotógrafo de polendas, Willy Retto, que desde los quince años trabajaba en diarios y Jorge Mendívil, de 22 añitos, intelectual, muy leído. El gordito Jorge Sedano de ‘La República’, Amador García de ‘Oiga’. Junto a ellos Octavio Infante, el que conocía la zona y Félix Gavilán. 

Ellos fueron los que se embarcaron en el ‘viaje de la muerte’. Pero había más periodistas que pugnaban por ir. Estaba el entrañable Javier Ascue de ‘El Comercio’, que hablaba quechua y estaba pugnando por llegar a la zona de altura. Pero lo alucinante, como cuentan los Tipe, eran las reuniones de coordinación. En el hotel ‘Santa Rosa’, el ‘cuartel general de los periodistas’ nos reuníamos todos, además de Jorge Torres, otro fotógrafo alegre y juerguero, de la revista ‘Gente’, él también se moría por ir. Además de Ernesto Salas, el popular ‘Mario Vargas Llosa’, por su parecido con el novelista. Ascue también estaba pugnando por ir en el grupo privilegiado. Yo, lamentablemente, me tuve que regresar a Lima antes, sino también me hubiese inmolado, pero hierba mala nunca muere. Me quedé corto. Después te sigo contando esta tragedia que dio la vuelta al mundo”. Pucha, mi amigo ‘Cigarrito’ está en todas. Me voy, cuídense.

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