Un grupo de científicos franceses y estadounidenses desarrollaron estos pequeños llamados Zooids que son capaces de operar juntos y de manera muy veloz como herramientas, transmisores de información o asistentes que pueden ‘cargar’ los objetos cual si fuera pequeñas hormigas.

Los pequeños robots  Zooids —que reciben su nombre de la palabra zooide o criatura de colonia— fueron presentados esta semana en un congreso de la en Tokio (User Interface Software and Technology por sus siglas en inglés). Sus creadores, ingenieros en robótica de distintas universidades, propusieron a estos dispositivos como el inicio de un nuevo tipo de interfaz ‘enjambre’.

Cada robot mide 26 milímetros de diámetro y 21 milímetros de alto y pesa 12 gramos. Dentro del cilindro, cada uno tiene un motor eléctrico, batería, ruedas, y un tablero de control con sensores. Son capaces de moverse a una velocidad de 74 centímetros por segundo, pero la velocidad se limita artificialmente a 44 centímetros por segundo para un mejor funcionamiento del sistema. Los robots no operan independientemente; más bien toman instrucciones de hacia dónde ir desde un sistema computarizado de rastreo.

Las posibilidades de operar con este enjambre de robots son ilimitadas: pueden arreglárselas para desplegarse de tal forma que transmitan alguna información, permiten a los usuarios interactuar directamente con ellos agarrando a uno o varios, y hasta se les puede mover y rotar sin mayor inconveniente. Adicionalmente, los dispositivos pueden ellos mismos manipular objetos: en el video demuestran mucha eficiencia al colocar un móvil muy cerca de su dueño. No es difícil imaginar a estos robots arreglando un escritorio o guardando las pantuflas zapatos en el armario. A los investigadores les encanta la idea y la exploran rigurosamente en su investigación. Los creadores compartieron los detalles de este mecanismo en un post en GitHub.

Los enjambres son una opción para la robótica explorada ocasionalmente. Un caso interesante es el de un científico de la , quien consiguió controlar mentalmente a un grupo de drones mediante un gorro que detectaba sus pensamientos y los transfería a las naves.

Otro caso de robots trabajando en equipo fue presentado por científicos de la Universidad de Klagenfurt, Austria, quienes crearon un grupo de robots exploradores que pueden formar grupos de trabajo y compartir energía para funcionar durante misiones de larga duración. Así, un grupo de robots se encargaba de cumplir con eventuales misiones de rescate o exploración, mientras que otro grupo en cadena se ocupaba de mantenerlos recargados de energía.

Asimismo, en Japón, un grupo de ingenieros creó un equipo de ‘sillas autónomas’ que brindaban comodidad a clientes que debían hacer cola: mientras ellos se sentaban en una de ellas, estas avanzaban automáticamente a su punto de destino.

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