Su paseo a través de uno de los desiertos más implacables de le permitió hacer un descubrimiento que le ayudó a salvar una vida. Esta es la increíble de cómo un ciclista encontró por un azar del destino a un anciano perdido, deshidratado y al borde de la inconsciencia junto uno de sus leales perros. Ahora, esta persona y sus mascotas se encuentran sanos y salvos y recuperándose en su hogar.

Todo comenzó cuando en julio pasado Gregory Randolph, de 73 años, se aventuró acompañado de sus dos perros a explorar con su auto modelo Jeep un área del desierto del condado de Lake, en Oregon, pero su vehículo terminó atorado en un remoto arroyo seco en un angosto cañón alejado del camino. El adulto mayor no se encontraba preparado para una eventual emergencia y no tenía recepción en su celular para pedir ayuda.

Después de pasar la noche en su automóvil, el anciano decidió ir a pie con sus perros ‘Cruella’ y ‘Buddy’ al pueblo más cercano; sin embargo, ‘Buddy’ dio media vuelta y regresó al Jeep. Cuatro días caminando bajo el abrasador sol, Randolph colapsó sobre el árido terreno, severamente insolado y deshidratado. Parecía que su fin estaba cerca pero fue en ese momento que apareció en escena el ciclista Tomas Quiñones.

Quiñones estaba en el sexto día de su viaje de ciclismo de una semana por esta parte del desierto suroriental de Oregon cuando se topó con algo que asumió se trataba del cadáver de una vaca. “Cuando comencé a acercarme me percaté que se trataba de una persona que vestía un par de jeans y una camiseta. No era algo muerto en el camino”, agregó el heroico ciclista a la televisora Fox 12, que recogió la historia en video y se volvió en .

El anciano no podía hablar ni mucho menos sentar, y apenas pudo beber el agua que le dio su “salvador” en dos ruedas, que no solo estuvo en el lugar correcto a la hora adecuada, sino que también tenía la herramienta apropiada para conseguir la ayuda requerida en ese momento: una unidad GPS que revelaba su ubicación y envió una señal de auxilio vía satélite al presionar el botón SOS.

Mientras esperaban que la ayuda llegara, Tomas instaló la carpa que traía consigo para darle sombra al anciano. Incluso, compartió un poco de mantequilla de maní con ‘Cruella’ durante las casi dos horas que esperaron el arribo de la ambulancia. “Parecía como si no iba a durar un día más en ese lugar”, relató Quiñones, que permaneció a lado del septuagenario y su adorada mascota.

“Las probabilidades de encontrar a alguien así en el desierto y ser encontrado por alguien que realmente puede entablar comunicación con el exterior son ínfimas. Quedo perplejo de solo pensar que fui capaz de hacer todo esto”, agregó Tomas sobre el rescate del anciano que, de acuerdo a la Policía Estatal del Condado de Lake, caminó más de 22 kilómetros con uno de sus perros durante cuatro días después antes de colapsar.

Unos días después del increíble suceso, las autoridades locales usaron un avión para encontrar el Jeep siniestrado y allí estaba ‘Buddy’, esperando a ser rescatado. Ahora todos están nuevamente juntos y recuperándose satisfactoriamente. “La gente me llama héroe y todo lo demás es abrumador. No me considero uno porque yo solo estuve allí en el momento justo a la hora adecuada para presionar ese botón y darle algo de agua”, dijo Tomas.

El ciclista también contó que fue contactado por algunos familiares del anciano –que después de tres días hospitalizado pudo finalmente sentarse, comer y contar lo que vivió–para expresarle su gratitud por su heroica acción y recalcó la importancia de contar con uno de estos dispositivos de rastreo de emergencia en caso uno decida aventurarse en este tipo de excursiones en la naturaleza.

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