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Sentados en cualquier esquina de algún barrio picante, pero eso sí armados, o pintados en murales callejeros luego de haber sido asesinados, es la realidad que parece estar destruyendo muchos sueños juveniles en el . En lo que va del año 11 menores, entre 13 y 17 años, han sido víctimas de una sangrienta batalla en el que dos de ellos han perdido la vida a balazos y los otros 9 terminaron heridos –algunos de gravedad- en la cama de un hospital.

En la mayoría de los casos, estos menores captados por bandas criminales chalacas, se iniciaron con la venta de droga, robos, asaltos, como informantes para después ‘escalar’ como si se tratara del ‘anhelado sueño’ o ‘el máximo ascenso’ de ser contratados como ‘sicarios’ a sueldo. Como se diría en el argot criollo: “Han hecho el trabajo sucio para otros”.

Para el comandante PNP Richard Morales, jefe del Escuadrón de Emergencia del Callao, estos menores son utilizados y se aprovechan de su necesidad económica y la dura realidad de sus hogares disfuncionales. “Las mafias utilizan a menores porque la ley los protege y son infractores. Entonces la pena no es dura para ellos. Les dicen, a ti no te pasa nada, no vas a ir al penal. Toma 500 soles, le dan el arma, le dan todo y dicen anda mata a esa persona de allá”, sostiene.

Los criminales hacen sentir poderosos a estos adolescentes y los inician en guerras de barrios que luchan por la supremacía en sus cuadras y poco a poco se van matando entre ellos. Al final de cuentas todo es para servir a estas organizaciones que poco les importa su vida sino que cumplen el ‘trabajo’. “Al utilizarlos a ellos en temas de sicariato hace que luego sean asesinados en venganza por cometer la misma modalidad de crimen”, explicó el oficial.

“SÍ DENUNCIAS TE MATAN A UN FAMILIAR”

Según refiere el comandante Morales existe una ley en el hampa chalaco y por el cual ningún menor involucrado en este mundo se ha atrevido a denunciar ante la Policía. “La ley es no denunciar porque si no le matan a su mamá, papá, hermano o abuelos. No los matan a ellos sino a un ser querido para que sufran. Así es la vida criminal en el Callao”, precisó.

Ante esta realidad el oficial señaló que las penas deberían cambiar y ser un poco más severas, tanto para el menor infractor como para la persona que los capta.

ATAQUES FEROCES

El pasado 15 de enero, a una cuadra de la comisaría de Bellavista, una banda atacó con una lluvia de balas a un grupo de amigos que jugaba una pichanga en la vía pública, entre los jirones Zarumilla y Nicolás de Piérola. Un menor de 16 años del Club Cantolao murió, el futbolista Patricio Arce Cambana (27), del Club de Fútbol Manucci de Trujillo, resultó herido de tres balazos al igual que otros dos jóvenes. Les dispararon desde un auto color negro.

Así también, otro menor de 15 años resultó herido durante un enfrentamiento a balazos entre dos bandos rivales y la Policía en el peligroso y convulsionado barrio de La Siberia, ocurrió el 31 de enero pasado. Uno de los hampones terminó abatido. Los agentes llegaron al lugar luego de que los vecinos denunciaran un tiroteo entre dos presuntas bandas de sicarios.

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