La casa del gran César Vallejo.
La casa del gran César Vallejo.

Por: Jhonny Valle

Un 16 de marzo, hace 125 años, nació en Santiago de Chuco, en , bautizada después -y gracias a su hijo ilustre- como 'La capital de la poesía'. En esta pequeña comunidad todavía se sienten los pasos de nuestro poeta universal.

Hasta ahí llegó Trome, para conocer la tierra que inspiró a nuestro vate más grande: César Abraham Vallejo Mendoza, último de 12 hermanos, hijo de Francisco de Paula Vallejo y María de los Santos Mendoza.

Después de 3 horas de viaje por una autopista serpenteante, custodiada por árboles de eucaliptos e inundada por una espesa neblina, Santiago de Chuco se presenta como una comunidad andina típica: casas de adobe y quincha, techos de tejas y calles angostas. Sin embargo, en la entrada, una escultura da cuenta de la magnitud de su importancia, el de César Vallejo.

A medida que uno va recorriendo el pueblo, se topará con diversos cuadros inspirados en los poemas de César Vallejo, ubicados en los muros más altos de las calles de Santiago de Chuco, que fueron pintados por el profesor santiaguino Washington Paredes.

También están las calles que llevan el nombre de sus obras, como 'Paco Yunque’, ‘Los heraldo negros’, ‘Poemas humanos’, ‘Tungsteno’ o ‘Trilce’.

Incluso, en el cementerio hay una réplica de la tumba de César Vallejo en Montparnasse, Francia.

LA CASA DE VALLEJO

A tres cuadras de la plaza, en la calle César Vallejo, está la casa del poeta, que hoy se ha convertido en un museo. Aquí vivió hasta los 12 años. Según sus escritos, pasó los momentos más felices de su vida, muy distintas a las que vivió en Trujillo, Lima o Francia, donde finalmente murió el 13 de abril de 1938.

La casa fue construida con adobe, el techo aún conserva las tejas de la época. El pozo de agua y la cocina están intactas. También se puede observar el poyo (la banca) al que hace referencia en su poema 'A mi hermano Miguel':

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo.
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que
mamá nos acariciaba: 'Pero hijos…'
Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo
Por la sala, el zaguán, los corredores.
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
Oye hermano, no tardes en salir. ¿Bueno?
Puede inquietarse mamá.

En un rincón están los corrales de las gallinas que figuran en el poema III de Trilce y en el primer jardín de la casa, se encuentra un hermoso árbol de capulí, verde y frondoso, a punto de florear. César Vallejo lo mencionó en su poema 'Idilio muerto', inspirado -según sus biógrafos- en una sobrina suya de quien estaba profundamente enamorado:

Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita de junco y capulí; ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.

Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.

Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: 'Qué frío hay... Jesús!'
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.

Hay 11 ambientes en la casa de César Vallejo:

1.- Se encuentra el contexto cronológico de la vida del poeta.

2.- Está el desarrollo de sus obras.

3.- Se ubica el oratorio, pues la familia era muy creyente.

4.- Están los mapas y el recorrido que hizo el poeta en el Perú y los viajes que hizo por Europa.

5.- Se explica la gran influencia que tuvo la familia Vallejo Mendoza en el el poeta.

6.- Testimonios de los amigos de Vallejo.

7 y 8 .- Se habla del arte popular peruano y su influencia en el poeta.

9.- Se presenta el modelo y utensilios de la cocina de Santiago de Chuco.

10.- Están los objetos de colección donados para el museo: maletas, sillas, etc.

11.- Es la aula magna.

Sin embargo, en esta casa-museo no se conserva ningún objeto original de la familia Vallejo Mendoza. Ni siquiera un manuscrito.

"Aquí debería haber objetos originales de César Vallejo, pero no hay. Solo está la casa. Los muebles son de la época, pero no pertenecieron a la familia", dijo Jackeline Tapia, encargada de la casa - museo.

Otra queja que hace Tapia es que no existe una campaña publicitaria para promover el turismo en Santiago de Chuco. La afluencia que se esperaba, después de la restauración en 2012, fue decepcionante.

“En Trujillo no existen agencias de turismo que te vendan tours para Santiago de Chuco. No existe una agencia que te diga ‘vamos a la casa de César Vallejo’. Esa es una irresponsabilidad del municipio”, explicó.

LOS 'VALLEJITOS'

A 125 años de su nacimiento, el legado de César Vallejo en Santiago de Chuco es indeleble. Los ‘Vallejitos’, por ejemplo, han creado una tradición de décadas en Santiago de Chuco. Tras largos meses de preparación, se reúnen todos los 16 de marzo para declamar los poemas de César Vallejo ante la comunidad.

"Lo hacemos para que no se pierda en el recuerdo y su obra siga vigente. Para que nosotros, los santiaguinos, estemos orgullosos de que haya nacido en esta tierra", señaló el pequeño Saúl Sánchez de 12 años, quien acaba de declamar con sentimiento único 'Los heraldos negros'.

Rocío Benites, de 14 años, opina que saber la vida y obra de César Vallejo debería ser una obligación para los pobladores. "Nosotros creemos que estamos obligados a conocer y difundir lo que nuestro poeta realizó. Es el mejor del mundo y hay que inflar el pecho por ello", dijo, después de recitar la 'Violencia de las horas'.

YA NO QUEDA NADIE

Ya no queda nadie en la casa de César Vallejo. La última pariente que la habitó fue su sobrina Otilia Vallejo Gamboa, hija de Víctor Clemente, quien habría sido la famosa 'Rita' de 'Idilio Muerto'. Ella falleció en 1985, después la casa fue alquilada, hasta la fecha de su restauración y conversión a museo.

Muchos escritos inéditos se perdieron. Algunos fueron cambiados por botellas de cerveza, contó Jackelien Tapia.

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