Cubrir la desaparición deen las inhóspitas quebradas del Valle del Colca, en abril del 2011, en Arequipa, fue uno de los mayores retos en mi carrera.

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A diferencia de las anteriores coberturas que me tocó realizar, esta implicaba abandonar mi zona de confort: mi hogar, mi ciudad y mi familia para tomar un avión hacia una ciudad desconocida para mí, luego un bus, que cuatro horas después me dejó en Chivay, punto de partida para la agreste zona.

Este caso, uno de los más mediáticos de las últimas décadas, me exigió mucha entereza para soportar la soledad que se siente en el Colca, el cansancio por los tramos interminables que caminábamos sin llegar muchas veces a ningún destino, y lidiar con el temor constante de convertirnos en una posible presa de los majestuosos cóndores que sobrevolaban nuestras cabezas o de los pumas que habitan en el lugar.

Las noches en el Colca jamás las podré olvidar. Durante la búsqueda del cuerpo nos tocó, junto a mis compañeros gráficos Kelvin García y el recordado Roberto ‘Tota’ Bernal, dormir entre piedras para cortar el viento helado que calaba en nuestros huesos. Compartimos carpas y bolsas de dormir, y no porque nos faltara equipamiento sino porque entre dos personas sentíamos un poco menos de frío. Por aquellos días de búsqueda, la temperatura descendió hasta los 10 grados bajo cero.

Tabatha Paredes cubrió para Trome todos los detalles de la desaparición de Ciro Castillo. (@gec)
Tabatha Paredes cubrió para Trome todos los detalles de la desaparición de Ciro Castillo. (@gec)

CRÍMENES EN LIMA 2

En ‘Crímenes en Lima 2′, de la casa editora Crisol, narro la experiencia de cómo una periodista logra tumbar las barreras y se enfrenta a una comisión compleja, la cual requería el mejor estado físico y mental para poder subir, bajar y trepar cerros; así como para mantener la calma ante cualquier circunstancia que se hubiese producido.

Tratar de emular el periplo que hicieron Ciro y Rosario por las quebradas del Colca, dormir en medio de la nada, tratar de consumir el agua del río para no morir de sed, tomar sopas instantáneas y comer atún como el plato principal, entre otras cosas, me permitió, junto a otros colegas de distintos medios, comprobar si realmente se podía sobrevivir en la zona, aunque sea tres días.

Fui testigo del reencuentro entre doña Charo y su hijo Ciro. Fueron 267 días que aquella madre tuvo que esperar para volver a verlo, aunque sea en un ataúd. Vio su cabello crecido. Su cuerpo reducido a 1.20 (medía 1.80 la última vez que estuvieron juntos). Sus manos entrelazadas, forradas con unos guantes negros, los cuales habían sido previamente rellenados con algodón por su padre, el doctor Ciro Castillo-Rojo, quien ni en su peor pesadilla imaginó que participaría en la autopsia de su hijo mayor.

Ciro fue encontrado en medio de dos piedras filosas boca abajo. Días después que su madre mandara a sus hijos menores a lanzar los pétalos de flores que había recogido durante la procesión del Señor de los Milagros en Lima. Estaba momificado, el clima y la vegetación fueron las razones por las cuales el estudiante universitario no se descompuso como cualquier otro muerto. Al lado de él se halló un guante, un chullo y un encendedor. Su ropa no estaba rasgada, los colores beige y ocre de su polera y pantalón todavía se distinguían pese al tiempo transcurrido y la exposición al clima. Lo que nunca se pudo hallar fueron las zapatillas.

Tábatha Paredes | Crímenes en Lima 2
Tábatha Paredes | Crímenes en Lima 2

DOS AÑOS Y CINCO MESES

Fueron dos años y cinco meses donde el Ministerio Público, a través de la fiscal María del Rosario Loayza, intentó escudriñar la verdad de lo sucedido con Ciro. En medio de eso, cada detalle era una portada de diario o la nota principal de un noticiero o dominical. Las hipótesis de su desaparición no se hicieron esperar. ‘Lo mataron’, ‘huyó’, ‘el diablo se lo llevó’, entre otras, fueron las que más se divulgaron por aquellos tiempos en los medios de comunicación.

En medio de todo, la exposición de la única sobreviviente: Rosario Ponce en programas de televisión generaba la formación de dos bandos en el país: los que creían que Ciro había sido asesinado por Rosario y los que consideraban que Rosario era una víctima y que era el machismo de la sociedad que no le perdonaba el haber regresado con vida siendo mujer.

Lo cierto es que el pasado 2 de agosto del 2013, en Chivay, el Ministerio Público decidió solicitar el sobreseimiento del caso, al considerar que no había pruebas que comprometieran a Rosario Ponce en la muerte de Ciro. Unos años después, doña Charo, la madre de Ciro, doblegada por un cáncer, se fue al lado de su ‘Cuchito’, como le decía de cariño. Mientras tanto, su padre y sus hermanos viven todos los días recordando los momentos maravillosos que vivieron los cinco antes del inicio de esta tragedia.

‘Crímenes en Lima 2′ recopila historias que conmocionaron al país y que jamás deben olvidarse para no ser repetidas: Además del caso Ciro, están: Maryori Keiko (Paola González), Solsiret Rodríguez (Cecilia Zuloeta), Gerson Gálvez ‘Caracol’ (Karina Novoa), Elita Espino (Alvina Ruiz), Marco Arenas Castillo (Lorena Ormeño), César Vilca Vega (Carla Muschi) y Pedro Yauri (Karla Velezmoro).

La historia de Ciro Castillo es parte del libro ‘Crímenes en Lima 2′
La historia de Ciro Castillo es parte del libro ‘Crímenes en Lima 2′

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