En las elecciones en Estados Unidos, un grupo importante de científicos apoyará al candidato republicano Donald Trump, a pesar de que entre las instituciones académicas predominan los puntos de vista liberales, informó la revista . Sus motivaciones para apoyar a van más allá de sus propias carreras profesionales —poco se ha propuesto en el debate político en lo referido a la ciencia— y tienen que ver más con una esperanza de un cambio y duraderos valores conservadores y cristianos.

Un estudio del Instituto de Investigación de la Educación Superior de la Universidad de California hecho entre el 2013 y el 2014 demuestra cómo, pese a la notable supremacía de académicos liberales, los conservadores aún se mantienen en grupos importantes –en algunas áreas más sólidas que otras.

Donde más incidencia tienen estos últimos es en materias como las matemáticas y la estadística, la economía, la química y la ingeniería.La otra cara de la moneda está en cursos como sociología, física, astronomía, biología y geología, donde hay muy pocos conservadores o de extrema derecha. El mismo trabajo indicó que, en la academia en general, los liberales superan en número a los conservadores en una proporción semejante a 5-1.

Qué motiva a los científicos adoptar esta postura —para algunos divorciada de sus especialidades— fue algo que la publicación quiso descubrir.

Kaylee (seudónimo), bióloga estructural de la , en New Haven, Connecticut, católica y conservadora, no está de acuerdo con las posiciones cuestionadas de Trump sobre las mujeres, contra los mexicanos o contra los musulmanes; sin embargo, está segura de que no votará por Hillary Clinton. Temas como estos la hacen permanecer en silencio durante las conversaciones políticas con sus colegas, aunque ella le dará su voto al republicano principalmente porque desea una Corte Suprema de Justicia más conservadora en su país.

Neil Gross
, sociólogo del , Maine, reconoció que, como republicano, es difícil no sentirse incómodo en la vida académica; su postura choca con la de la mayoría, y la llegada de Donald Trump ha hecho incluso más difícil esta convivencia en lo que a política se refiere.

Otros investigadores indicaron que los motivos científicos no harán la diferencia en su voto debido a que los candidatos presidenciales prácticamente ignoraron el tema en toda la campaña.

Stanley Young, subdirector de bioinformática del Instituto Nacional de Ciencias Estadísticas en , Carolina del Norte, quien apoya a Donald Trump, cree que “la impresión general es que Clinton seguirá con los negocios igual que Barack Obama, mientras que Trump alterará un poco las cosas; hay mucho que mejorar en lo que se refiere a ciencia”.

David Deming, un geofísico de la , le resta importancia a que Donald Trump o Clinton sepan mucho de ciencia: “Trump dijo que pondrá gente capaz y le creo”, dijo el académico, que además publica artículos expresando su apoyo al magnate. Por otro lado, muchos otros académicos que votarán por Trump indicaron que lo harán a partir de una decepción de Obama y que creen que Clinton será más de lo mismo.

“La situación actual no funciona bien para muchos de estadounidenses, espero un cambio”, indicó un químico simpatizante de Trump de la Universidad de Pittsburgh, Pennsylvania.

William Briggs, un estadístico de la Universidad de Cornell, Nueva York, aprueba que Trump no toque mucho el tema científico, al creer que Obama ha hecho uso y abuso de la agenda científica con discursos sobrecargados de invocaciones al cambio climático o políticas energéticas, algo que considera Clinton continuará.

Finalmente, una preocupación en común de todos los científicos que apoyarán las aspiraciones del magnate es que sus posturas —cada vez más difíciles de ocultar conforme se acerca el día de la decisión— les podrían generar problemas en su carrera y comprometer trabajos en los que podrían ser marginados.

Si bien la ciencia y la tecnología son temas ignorados en campaña por los aspirantes a la presidencia, los científicos no han dejado de observar a los candidatos en la misma. Recientemente, un equipo de expertos indicó que los candidatos que interrumpen más en los debates presidenciales (en la última edición fue Donald Trump quien más cortó a Clinton) tienden a ser percibidos como más agresivos que sus rivales, situación que no les favorece.

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