Por Juliane Angeles ()

Leyó a Cervantes y a Fiódor Dostoyevski de pequeño, pero confiesa que no lo hizo "bien", o al menos como él hubiera querido. Sin embargo, cuando encontró una edición de 'Los ríos profundos', de José María Arguedas, en la pequeña biblioteca de su casa, y lo leyó, sintió una conexión que no había sentido con ningún otro libro. "Sentí que si comprendía sus textos", recuerda con emoción el escritor y docente Miguel Ángel Torres Vitolas, como si tan solo ayer hubiera terminado de leer la emblemática obra del escritor peruano, que -su título- hace referencia a la profundidad de los ríos andinos, que nacen en la cima de la Cordillera de los Andes.

Torres (Cusco, 1977), autor de los libros de cuentos 'Piel inédita' (Casa de cartón, 2013), 'Animales baldíos' (2002, Pontificia Universidad Católica del Perú) y diversos cuentos en diferentes revistas y colecciones, obtuvo el tercer puesto en el XIX Bienal de Cuento ' 2016' con su relato 'Esa pequeña luz en la ventana', una historia -que en palabras del jurado calificador- "desarrolla con honestidad y sutileza la relación difícil y dolorosa pero esperanzadora de una familia en crisis".

Trome.pe conversó con Miguel Ángel Torres Vitolas, quien también ha sido reconocido en el Concurso de las dos mil Palabras, de Caretas (2006) y el Concurso del Circuito de Librerías de Miraflores (2001), entre otros. El autor nos contó más detalles acerca de su trabajo literario, su preocupación por lo cotidiano, y cómo construyó su relato ganador.

¿Desde hace cuánto escribes?
Escribo desde muy pequeño. Desde los 10 o 11 años. Pero eran cosas sin importancia.

¿Qué autores te deslumbraron en esa época?
Cuando era pequeño teníamos una pequeña biblioteca en mi casa, pequeña pero aceptable dentro de todo. Leí a Cervantes y a Fiódor Dostoyevski, pero tiempo después me di cuenta que no los había leído bien. Lo que más me gustó de esa época es que llegué a conectarme con los cuentos de . Sentí que si comprendía sus textos. Leí Los ríos profundos, me gustó mucho, pero solo tiempo después, lo llegué a comprender en toda su dimensión.

¿Siempre te interesaste por lo cotidiano y familiar?
Sí. Por lo general toco cuestiones cotidianas. Me gusta entrar en ese espacio. También tengo algunos cuentos fantásticos, pero siempre es lo fantástico que ingresa a lo cotidiano.

Se suele pensar equivocadamente que lo cotidiano es trivial, intrascendente… ¿cómo reviertes eso en tus cuentos o no te preocupa?
No me preocupa. Creo que para los que leemos más hay muchas referencias. Están Antón Chéjov, Fiódor Dostoyevski, o , todos ellos son escritores de cuestiones cotidianas, y es en lo cotidiano que encuentran temas humanos explotables.

La trama de tu cuento se desarrolla a partir de un evento fortuito, ocasional, como en la vida misma: un niño olvida la casa de cartón que la noche anterior construyó con su padre, y ahí empieza el pequeño drama del protagonista…

Digamos que a partir de leer a Thomas Wolfe y a me gustaron las ambiciones dramáticas que se pueden desarrollar dentro del espacio del cuento. Ellos tienen la idea de que en la línea narrativa hay unos incidentes menores. Estos incidentes menores desarrollan tramas dramáticas extensas, y eso me interesó, porque es distinto a lo que hacen otros cuentistas, que son más concentrados. Intenté experimentar ese lado desde hace algún tiempo. Mis cuentos anteriores buscaban menos explosiones dramáticas. En este cuento me interesó usar una línea narrativa de base para a partir de ella tomar desarrollos narrativos.

En tu cuento, lo emocional ocurre con naturalidad… ¿Es importante para ti lograr eso?
Como escritor o como cuentista me interesa siempre que lo que sea que uno escriba fluya. Que no se sienta que son frases hechas o clichés. Así que eso es un trabajo constante porque coloquialmente es algo que uno hace todo el tiempo. También lo es corregir porque al final de cuentas es casi la corrección el trabajo más intenso, el que toma más tiempo.

El protagonista parece no tener claras sus emociones, y esto se nota más en la relación que tiene con Tania. Incluso hasta siente vergüenza de que ella sea mucho menor que él. Tiene una mirada explorativa…
Bajo mi modo de entender, cualquier persona está llena de contradicciones. Me interesaba ver las contradicciones del protagonista, construir esa complejidad en base a sus conflictos personales.

El cuento está escrito en primera persona, y eso le da en cierto modo, un tono confesional… ¿Querías sumarle ese efecto?
Realmente no. Es parte del trabajo de escribir y corregir. Es buscar con qué voz narrativa escribirlo. Hacerlo desde un primer punto de vista o desde un tercero siempre es una elección porque te permite ciertas cosas o te corta otras. En este caso, sentí que era mejor hacerlo de ese modo porque me permitía ingresar en el personaje.

¿Crees que en tu cuento lo más importante es lo que no se dice?
Recuerdo que en una entrevista le preguntaron a Akira Kurosawa por qué sus personajes hablaban poco, y él decía que en la realidad no hablamos tanto. Salvo en las películas o en las telenovelas en que los diálogos están escritos. A veces uno no comunica tan verbalmente las cosas. Si yo me peleo con mi esposa, realmente no se lo voy a decir. Voy a decir otra cosa, hablar de la refrigeradora, por ejemplo. Me interesa que mis textos literarios reflejen de alguna manera esa forma verbal y no verbal de comunicar que tenemos los seres humanos.

¿Estás preparando un nuevo libro?

Sí, tengo una novela corta que saldrá pronto. En un mes más o menos.

¿Eres un lector constante?
Leo mucho, pero no necesariamente Literatura. Por cosas del trabajo leo sobre Historia, Lingüística y Comunicación. Soy un lector diverso.

DATO:
La presentación de 'El cuadro de Marilyn y los cuentos ganadores y finalistas' se realizará el lunes 31 de julio a las 8:00 p.m. en el auditorio José María Arguedas de la Feria Internacional de Libro de Lima. Los comentarios estarán a cargo de los reconocidos escritores Carlos Schwalb y Oscar Colchado.

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