POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

Los casos del empresario , el congresista y el economista no solo han causado la repulsa ciudadana. También son dignos de un guión cinematográfico, donde se mezcla la corrupción judicial, la frivolidad política y el machismo puro y duro.

En mayo pasado, Riera atropelló con su camioneta a cuatro jóvenes, y dejó inválido al que sobrevivió. Los abandonó regados en la pista, . Luego obligó a uno de sus empleados a asumir la autoría del atropello.

Ante el escándalo, . Pero la semana pasada y ahora camina como si nada hubiera pasado.

Riera tiene plata como cancha. La primera vez que escuché su nombre fue en un espectacular evento musical, donde los efectos de sonido y luces parecían de otra galaxia. “Es el men en equipos audiovisuales. Sus tarifas son carísimas, se codea con gente influyente”, me contó un amigo. Parece que esas amistades le han servido para ganar su inmerecida libertad.

Lo ocurrido con el congresista –conocido por mis colegas del Congreso como ‘Lord Farquaad’, el príncipe que en la serie Shrek quiere suplir su tamaño con su arrogancia- es un monumento a la frivolidad. En la semana de representación congresal -en la que debía visitar su tierra y conocer las necesidades de la población- con su enamorada, la joven modelo .

Ella misma publicitó su periplo europeo con , lo que de todos los sectores políticos.

Acuña respondió con una frescura a prueba de balas. Dijo que el viaje y que, además, ¡estaba preparando el ambiente para la visita del Papa Francisco a Lima!

La propia Brunella, sin darse cuenta, lo desmintió. Reveló que el paseo fue , pero el congresista afirma que lo había planificado cinco meses antes. Tal vez Acuña pensaba viajar con otra de sus ‘conquistas’.

De la noche a la mañana, el economista Juan Mendoza se volvió ‘caserito’ de varios medios. Denigraba del expresidente y del mandatario , pero endiosaba a Alan García y pedía el indulto de Alberto Fujimori.

Su enamorada, la periodista Lorena Álvarez, armada de valentía, lo denunció públicamente de .
“Tú piensas que te estoy sacando la m…Tú no sabes qué es sacarte la m... Te podría matar, pero no te voy a matar porque te quiero”, le gritó cuando la agredía.

Como la impunidad es cosa normal en el país, no hay que olvidar los nombres de estos tres malos muchachos. Nos vemos el otro martes.

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