POR: MIGUEL RAMÍREZ / Periodista de investigación

El viernes 11 de octubre, Alexander Taboada, fiscal adjunto del caso Lava Jato, salió de su oficina. Llevaba un maletín negro. Enrumbó hacia el ‘Café Lima’, ubicado a la espalda del búnker donde despachaba.

Allí lo esperaban sus amigos del Ministerio Público del Cono Norte, el fiscal superior Alberto Rossel y el fiscal Ronald Chafloque. Ellos lo habían contactado para que ayudara al expremier , quien es investigado por el propio Taboada y su jefe, el fiscal Germán Juárez Atoche, por haber recibido un presunto soborno de la empresa Odebrecht.

Taboada ni se imaginaba que en la cafetería se encontraban agazapados agentes de la DIVIAC grabando a Rossel y Chafloque, y esperando para ver con quién se reunía.

Cuando vieron llegar a Taboada, los policías casi se caen de espaldas. ¿Qué hacía Taboada reuniéndose con esos dos fiscales que ellos estaban siguiendo por sus vínculos con los jueces corruptos de la red de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’?

Días después, con interceptaciones telefónicas legales, descubrieron que el protagonista de esa trama de tráfico de influencias era el otrora todopoderoso premier César Villanueva.

Villanueva –el impulsor de la segunda vacancia del expresidente Pedro Pablo Kuczynski- fue detenido el martes infraganti con Rossel y Chafloque en una cebichería. El fiscal Taboada fue sacado del equipo especial del Caso Lava Jato y puesto a disposición de la Fiscalía de la Nación, pero, sorprendentemente, no fue detenido.

Más allá de lo que pase con Villanueva, muchos se preguntan ¿cuánta responsabilidad tiene el fiscal Germán Juárez por no haber detectado los malos pasos en los que andaba su subalterno Alexander Taboada, a quien llamaba de cariño ‘Taboadita’?

No se trata aquí de involucrar a Juárez en las andanzas de su adjunto, pero es importante conocer detalles de la amistad entre ambos. Según fuentes judiciales, ambos eran ‘muy amigos’ de hace muchos años.

Se conocieron en el 2009 cuando Juárez era fiscal antidrogas en Huánuco. Taboada fue su asistente. El 2015, cuando lo nombraron fiscal de lavado de activos, lo jaló a su fiscalía. Hasta la semana pasada lo acompañaba en diligencias claves en Brasil sobre el caso Lava Jato.

Juárez, según los mismos informantes, también es amigo del fiscal Ronald Chafloque, detenido con César Villanueva. Ambos se conocieron cuando Juárez litigaba en el Cono Norte.

No es la primera vez que a Juárez se le infiltra un ‘topo’. Cuando era fiscal en Piura, su fiscal adjunto César Palacios Poma fue filmado con el jefe de una organización que era investigado por ellos por narcotráfico.

¿Puras casualidades? Hay que recordar que, durante mucho tiempo, Juárez tuvo encarpetada la investigación contra Keiko Fujimori sobre los aportes de su campaña del 2011. Iba a archivar el caso hasta que fue nombrado el fiscal José Domingo Pérez, quien destapó todo lo que ahora se conoce.

¿Cuántos ‘topos’ faltan descubrir? Nos vemos el otro martes.

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