Todo apunta a que el va ganando terreno en el La semana pasada, el Ejecutivo –a través de una carta del Ministerio del Interior- anunció la paralización de la erradicación de cultivos de hoja de coca en las zonas más importantes del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). De ese lugar sale el 70 por ciento de cocaína que los narcos del cártel mexicano de Sinaloa ‘exportan’ al extranjero.

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El argumento utilizado para tomar esa medida resultaría un engaño diseñado astutamente. Según el régimen, la decisión se tomó para evitar ‘una convulsión social’ con un paro de 48 horas que anunció el gremio cocalero llamado Fepavraem. Empero, los dirigentes de ese organismo -¡oh, sorpresa!- son allegados a Castillo. Lo apoyaron en la campaña presidencial.

“Se ha diseñado un pretexto y buscado una salida legal para que los cocaleros ilegales hagan lo que quieran y operen con toda libertad en el VRAEM. Esa estrategia se elaboró desde que Castillo asumió su mandato. Los narcotraficantes son los más felices”, me comenta un alto funcionario antidrogas.

No le falta razón. En esa enmarañada selva se procesan casi todas las 900 toneladas de cocaína que anualmente salen del país.

Los dos principales gestores de ese retroceso en la lucha contra las drogas, además de Castillo, son el congresista Guillermo Bermejo (quien ahora se ha convertido en el principal asesor y le habla al oído al mandatario) y Ricardo Soberón, el jefe de Devida, quien siempre ha sido un abierto defensor de los cocaleros y hasta los asesoró en años pasados.

Para este columnista, lo ocurrido supera todos los escándalos de corrupción que estamos conociendo, pero a pocos parece importarles. El mismo Soberón anunció el jueves que los cultivos de hoja de coca aumentaron en más de ¡80 mil hectáreas! en todo el país, superando las 60 mil del año pasado. Su absurda propuesta de que los cocaleros redujeran voluntariamente sus cultivos resultó, como era de esperarse, un fracaso.

RETIRO DE LAS BASES MILITARES DEL VRAEM

Aquí no queda la cosa. Otra de las exigencias de los cocaleros amigos de Castillo también es el retiro de las bases militares que operan en el VRAEM contra los remanentes de Sendero Luminoso, aliado de los cocaleros y los narcotraficantes. Otro sueño que se haría realidad.

Ya en abril pasado, el diario Perú21 advirtió que el mandatario tenía la intención de cerrar cuarenta bases contrasubversivas y convertirlas en ‘centros de producción’ y desarrollo.

“¿Qué pretende el presidente con todo este plan?”, le pregunto al mismo funcionario antidrogas. “No solo busca apoyo social y electoral de los cocaleros. Ellos son miles de miles. El tema va más allá. No te olvides que el narcotráfico mueve montañas de dinero suficientes como para mantener a un régimen corrupto en el poder”, me responde.

El narcotráfico, señores, está de fiesta. Palabra de maestro. Nos vemos el otro martes.

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