Hernando de Soto y Pedro Castillo
Hernando de Soto y Pedro Castillo

Por: Miguel Ramírez / Periodista de investigación*

impidió hasta en cuatro oportunidades que el candidato presidencial de su partido, , se reuniera con el economista Hernando de Soto, revelaron fuentes que conocieron de las tratativas. Los hechos ocurrieron días después de la primera vuelta, en la que Castillo y De Soto habían competido.

La reunión recién se produjo en un quinto intento en el balneario de Máncora, Piura, el 28 de abril pasado, que fue cubierta ampliamente por la prensa. Pero hasta hoy se desconocía los entretelones de ese encuentro y el protagonismo y ascendencia en la sombra que tiene Cerrón sobre Castillo.

En un inicio se dijo, erróneamente, que la cita había sido en la casa de playa del empresario de seguridad Wilson Gómez-Barrios. La confusión surgió cuando se difundieron unas fotografías en donde aparecía con De Soto comprando unos helados, días antes de la sesión entre De Soto y Castillo.

Lo que no se sabía hasta hoy es que esa reunión debía producirse en Lima, pero fue postergada tres veces por Castillo, luego de que se lo ordenara. Hubo una cuarta propuesta fallida para encontrarse en Chiclayo.

Este columnista conversó con Gómez-Barrios, quien fue testigo directo de los entretelones de ese encuentro, al que él –según afirma- se opuso desde un inicio.

LAS LLAMADAS TELEFÓNICAS

Todo empezó cuando Pedro Castillo ganó la primera vuelta. De Soto publicó un comunicado afirmando que la propuesta marxista-leninista de Castillo “nos condenaría a todos a la pobreza”. “No al comunismo”, remarcó en su pronunciamiento.

Horas después, recibió la llamada de Castillo. Le planteó tener una reunión para conocerse y explicarle que “no era comunista”.

“Yo no estuve de acuerdo con ese encuentro. La ideología comunista de Castillo para mí es clarísima”, dice , quien fue infante de la Marina y hombre de inteligencia que combatió en las zonas de emergencia.

Para Gómez-Barrios se trataba de una trampa de Pedro Castillo para aparecer como moderado ante el empresariado, “pero yo respeté la decisión de mi amigo Hernando. Él es un investigador social, quería conocer y conversar directamente con Castillo”.

Sin embargo, pese a que quedaron el día y la hora para encontrarse en la casa del economista, Castillo no apareció.

Días después, Castillo volvió a contactar con De Soto. Otra vez se comprometió en visitarlo, pero tampoco apareció.

LA LLAMADA DE VLADIMIR CERRÓN

Horas luego, De Soto recibió una sorprendente llamada telefónica. Era el mismísimo Vladimir Cerrón. Pidió disculpas por las reuniones frustradas y le propuso conversar en su casa de Huancayo con Castillo. El economista no aceptó viajar, pero acordaron tener una sesión los tres vía Zoom. Llegado el momento, ni Castillo ni Cerrón se contactaron.

Tras las citas postergadas, Gómez-Barrios invitó a De Soto a su casa de playa en Máncora. Cuando estaban allí, De Soto recibió una nueva llamada de Pedro Castillo. Esta vez le propuso reunirse en Chiclayo, en donde estaría unos días después.

El empresario de seguridad le sugirió que no fuera, pero De Soto quería de todas maneras hablar con el candidato. Todo estaba listo para el encuentro, pero, nuevamente, Castillo lo dejó plantado.

EL ENCUENTRO

De Soto volvió a Máncora. Cuando todo parecía volver a la normalidad, Pedro Castillo volvió a llamarlo. Le dijo que estaba llegando a Piura y le preguntó dónde estaba alojado. Le respondió que estaba en Máncora, en la casa de Gómez-Barrios.

Castillo no le dijo a qué hora llegaría a visitarlo ese 28 de abril. Pero a las 6 de la mañana de ese día, el candidato detuvo su caravana a la entrada de Máncora. De allí llamó a De Soto. Le dijo que estaba cerca, que iría a verlo inmediatamente.

“Yo le dije a Hernando que en mi casa no podía recibir a Castillo. Yo no podía permitir eso”, dice Gómez-Barrios. De Soto entendió. Le dijo a Castillo que la reunión tendría que ser en otro sitio, que él buscara y le avisara. El candidato encontró abierto un pequeño restaurante llamado ‘Las Palmeras de Leticia’.

Allí, a las 8:15 de la mañana, se produjo el esperado encuentro, pero no fue a solas. Richard Rojas, el hombre de confianza de Cerrón, escuchó toda la conversación.

“He recibido injustas críticas por esa reunión a la que yo siempre me opuse”, remarca Gómez-Barrios.

Lo demás ya es historia conocida. Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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