Tras estar desaparecidos por una semana, los cuerpos de la pequeña Emily de 11 años y de su padre, Roberto Martínez, fueron encontrados sin vida en Tecámac, . Su caso ha conmocionado el país azteca por la crueldad con la que operaron sus asesinos, quienes antes de ultimarlos cometieroncon la niña.

Todo empezó el domingo 23 de julio a las cinco de la mañana, cuando terminaba una fiesta en la casa de Roberto. La pequeña y su padre se quedaron a dormir, mientras todos los demás se fueron. Al regresar, los familiares se toparon con una escena impactante: ambos no estaban y el cuarto estaba lleno de sangre, señales de forcejeo y la pared estaba quemada.

Dos días después, un primo de Emily, quien fue el último que los vio con vida, hizo una confesión que le dio más pistas a la policía. El joven llamado Freddy dijo que lo habían secuestrado unos hombres luego de abandonar la casa aunque después, ya en la comisaría, cambió su versión.

Allí dijo que fue él quien brincó la cerca para entrar en la casa. ‘Fue él quien abrió el zaguán a cuatro personas y vio cómo asesinaron a Roberto y cómo abusaron sexualmente de la niña’, consignó el medio Excelsior.

Durante varios días, la policía de al menos cuatro municipios, además de los familiares de las víctimas, barrieron la zona con perros entrenados y un escuadrón de bomberos y Protección Civil. Recién el pasado sábado, los cuerpos fueron encontrados semi-quemados y enterrados con cal y grava.

Al momento, la policía mantiene en custodia a Freddy, quien es el único sospechoso de las muertes. El joven permanecerá detenido hasta que la policía termine las pesquisas y determine si es o no el culpable de ambos homicidios.

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