La historia de la monja japonesa Kumiko Kosaka se ha popularizado en todo el mundo. Y es que la religiosa desencadenó el infierno en un centro de estudios de al ayudar a los curas en sus crímenes de .

Su llegada a la provincia argentina de Mendoza en el 2007 alegró a muchos interesados en los niños sordomudos estudiantes del Instituto Próvolo, donde se disponía a prestar ayuda. Sin embargo, años más tarde se descubrió su verdadera y diabólica naturaleza.

Hace unos días Kosaka se entregó a la Justicia en Buenos Aires, luego de permanecer prófuga durante más de mes y medio. Hoy el fiscal Gustavo Stroppiana la imputará por ser partícipe de los ocurridos en la entidad educativa y luego será enviada a la cárcel de mujeres El Borbollón hasta que tenga lugar su juicio.

Kosaka vivió en el Instituto Próvolo hasta el 2013. Durante su estancia se dedicó a cuidar de los alumnos fuera del horario de clase. Era en esa misma época que los ahora presos sacerdotes Nicola Corradi (82), Horacio Corbacho (56), el cuidador Luis Ojeda (50), el monaguillo Jorge Bordón (55) y el jardinero Armando Gómez (46) realizaban las violaciones que los privaron de sus libertades.

Carlos Lombardi, el abogado civil de varias víctimas del caso, dio detalles sobre el papel de la monja en las vejaciones en una entrevista a Infobae. ‘Es paradójico, pero representaba la imagen de un verdadero demonio para el Próvolo. Según lo que contaron las víctimas, fue partícipe de los hechos más aberrantes que se registraron en el lugar’.

El testimonio más importante que terminó por acusarla definitivamente fue el de una joven que aseguró haber sido violada por varios curas a sus cinco años. Y es que la mujer afirmó que Kosaka era la encargada de ponerle pañales a ella y otros alumnos abusados para disimular los sangrados.

Y aunque aún no se ha comprobado su participación directa en las violaciones, lo cierto es que cumplía un papel fundamental en los abusos. ‘Era tan siniestra que esta mujer era la encargada de seleccionar y 'entregar' a los alumnos más débiles a esos curas para que cometieran los abusos’, dijo Lombardi a Infobae.

Asimismo indicó que era la responsable de golpear a los niños para ver cuáles eran más sumisos y así entregarlos a los pedófilos. Para empeorar aún más su situación, otra joven recientemente aseguró que ella obligaba a los estudiantes a comer hasta vomitar en su propio plato.

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