La caza en es un deporte muy popular, a pesar de que existen muchos en peligro de extinción y los cazadores no respetan los lineamientos que buscan protegerlos. Pero a veces el karma y la madre naturaleza toman cartas en el asunto y dan una importante lección a quienes creen que la vida no tiene ningún valor.

Eso fue lo que le sucedió a Theunis Botha, un cazador profesional y dueño de una compañía de safaris que murió en Gwai, Zimbabue. El hombre estaba atacando a un grupo de elefantes cuando uno lo aplastó ocasionando su muerte inmediata.

Botha de 51 años se topó con una hembra elefante y sus pequeñas crías en plena sesión de cacería. Sin dudarlo dos veces disparó a tres de las crías que embestían contra su grupo cuando un cuarto animal lo envolvió con la trompa y lo levantó en el aire.

Uno de sus colegas intervino para salvarlo y disparó contra el enorme elefante, sin embargo no contó con que lo aplastara al caer inerte en el suelo. ¡Eso se llama karma!

Cabe indicar que Theunis Botha vivía en Tzaneen, al norte de Sudáfrica, y tenía cinco hijos. Sirvió a la infantería sudafricana durante la Guerra de Angola y al regresar a casa se dedicó a ofrecer safaris de cazas para pagar sus estudios. En 1991 obtuvo una licenciatura en psicología y antropología.

Fundó su propia empresa llamada Game Hounds Safaris, la misma que estaba especializada en cacería de leopardos y leones con ayuda de perros. Según su página web, fue uno de los primeros en Sudáfrica en ofrecer caza de montería, una modalidad originaria de la Baja Edad Media en la que los cazadores son guiados por perros.

Botha era íntimo amigo de Scott van Zyl, otro cazador profesional de Sudáfrica. En abril de este año, sus restos fueron encontrados en el estómago de dos cocodrilos que se lo comieron durante una cacería en Zimbabue.

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