Homenaje a Julio Hevia en Trome. (Fotos: Trome)
Julio Hevia

Aún recuerdo esa mañana del 16 de agosto del 2013, día que nos conocimos. Divertido, inteligente y buena vibra. Bromeó sobre mi cabello y su vitalidad: ‘Te has cortado el pelo y yo tengo más que tú. A mí se me ve más joven que a ti’. Sonreí, dándole la razón. Me cuesta no verte más,

Psicólogo, psicoanalista pero sobre todo comunicador. Autor del revelador y peruanísimo libro ‘Habla, jugador: gajes y oficios de la jerga peruana’. Fue catedrático de la Universidad de Lima. Ese día nos abrió la puerta de su casa en Barranco. Hizo una brillante radiografía de nosotros, los peruanos.

Julio, ¿somos felices los peruanos?

Tendemos a estar contentos. No te diría con la misma contundencia que somos felices. Nos fijamos demasiado en los referentes externos y no nos evaluamos bien entre nosotros.

Si tuvieras que definir a la sociedad peruana, ¿cómo la calificarías?
Eufórica, polarizada, inestable y con un alcance casi siempre inmediatista.

¿Por qué somos tan racistas?
Somos muy racistas porque somos reproductores involuntarios de diferencias.

¿Qué te sugiere que en una discoteca de Larcomar permitan solo el ingreso de personas de tez blanca en un país mayoritariamente mestizo?
Qué existe una ideología tipo detergente en el país. La blancura es perseguida, si no por la vía de la pigmentación de la piel, por el volumen de la billetera y/o efecto de contigüidad. Si te juntas más o menos adecuadamente con la gente blanca, vas a ‘blanquearte’ de alguna manera.

Somos un crisol de razas, ¿cómo es un peruano cholo?
El cholo lo pondría entre paréntesis porque el tema de la ‘choledad’, de la que tanto han hablado nuestros intelectuales, sociólogos y analistas, es un factor transversal que, como consecuencia de este mismo racismo, es el elemento sistemáticamente negado por todos y cada uno de los grupos raciales que estamos acá coexistiendo hace siglos.

¿Todavía hay limeños en Lima?
El limeño así como podría haberse visto desterritorializado por la migración y por una cultura globalizada, también se reterritorializa con claves nuevas. Hay el limeño de los conos, el retro de antaño y el criollo; el achorado y paradójicamente racista desde su ‘achoramiento’; hay limeños a pesar suyo y orgullosísimos; hay de todo.

¿Compartes la teoría de que se están perdiendo los valores y la juventud es cada vez más salvaje?
No lo comparto en términos absolutos. Las apreciaciones son muy delicadas por cuanto es siempre una generación que habla respecto a otra, y la generación que habla suele ser la adulta, mientras que la generación juzgada suele a ser la más joven. No siempre hay derecho a réplica.

¿Cómo explicarías que tengamos sicarios de trece y catorce años?
Cuando el aparato formal, las llamadas instituciones legítimas, no operan, entonces se establecen organizaciones paralelas, funcionamientos subterráneos y la gente encuentra líneas de fuga y posibilidades de compensación en medio de las carencias en las que viven. Entonces ahí la vida vale poco.

¿Cómo te imaginas al Perú en el 2021, en su Bicentenario?
Quiero imaginarme un país que se acepte más a sí mismo, que haga de sus diferencias una ventaja en vez de convertirlas en inmediatas jerarquías.

¿Qué significa que 9 millones de peruanos emergentes constituyan nuestra clase media?
Significa que contra el mito que se esgrimió de un modo indiscriminado en otros tiempos, el peruano no es ocioso. Lo escuché mucho de mis mayores, de mis abuelos: ‘El peruano, sobre todo el de origen andino, es ocioso’. Las evidencias de esta nueva clase media dicen lo contrario. 

¿Por qué cada vez la gente cree menos en los políticos?
Porque los propios políticos se han encargado de quemar las últimas naves de la confianza que podía tenerle, en otras épocas y lugares, el votante promedio.

Escribiste un gran éxito ‘Habla jugador...’, ¿cuál es la jerga que más utilizas?

En general a mis alumnos les digo: ‘No me paseen...’.

¿Qué le aconsejarías a un joven que ha terminado el colegio, que no tiene recursos y ve su futuro incierto?
Que no piense exclusivamente en la universidad, que se dé cuenta de que este país tiene entre otras taras posibles, como la de creer masivamente que la única alternativa de crecimiento, desarrollo y progreso es una carrera universitaria.

¿Eres optimista con el futuro de nuestro país?
Yo soy un optimista con experiencia, entonces tampoco, tampoco. Mi consejo a la gente en general sería: ‘Nunca bajar la guardia’.
Gracias, Julio, fue un honor conversar contigo...
Gracias a ti, Oscar.

'RICARDO GARECA ES UN DIOS, HAY QUE PONERLE VELITAS'

¿Por qué el fútbol despierta tanta pasión?

El fútbol está más allá del bien y del mal. Según el sociólogo español Vicente Verdú, el fútbol responde a un sueño, y no se trata de un sueño individual, son sueños comunitarios. Ninguno de los deportes es capaz de convocar a tanta gente y coaccionarla de un modo tan festivo, hermético y al extremo ‘irracional’.

¿Cómo se explica el fervor a prueba de balas del hincha peruano?
Nosotros somos impermeables al fracaso y por otro lado, si queremos buscar un paralelo con el hinchaje en diferentes escalas, el hincha del equipo peruano es más o menos el equivalente del hincha del equipo chico. Este hincha que nunca deja de ser hincha, el que acompaña a su equipo a Segunda, el que va al velorio si el equipo desaparece. Pero cuando gana, todas las pérdidas, las lágrimas, quedaron en el olvido y ese trofeo será puesto en un altar. El hincha se identifica mucho como ese jugador de ‘pichanguitas’ de barrio.

Llegando a extremos, escuché que hasta compararon a Paolo Guerrero con Miguel Grau, ¿a qué se debe?

Porque a Grau no lo vieron, y menos lo vieron jugar pelota. Y, por último, Grau se inmoló perdiendo. Paolo Guerrero nos hace ganar. El futbolista está colocado en un sitial que no puede controlar.

Estamos sedientos de triunfos...
El peruano está sediento de reivindicaciones. Al peruano le ha cambiado el humor con el triunfo de la selección peruana y eso nadie lo va a negar.

La gente está feliz...
La gente está contenta. Lo que hace fuerte a un grupo no es el triunfo, sino haber experimentado los desafíos. Eso los hace coaccionar. Este equipo tiene una memoria corta y eso es absolutamente favorable. Ricardo Gareca es un Dios, hay que ponerle velitas. 

(Por Oscar Torres y Tábatha Paredes) 

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