Julio Hevia, reconocido psicoanalista falleció esta tarde, habló con Trome de su pasión por el fútbol y actualidad nacional.
Julio Hevia

tras estar varios días internado, conversó con Trome hace unos años atrás y analizaba lo que iba a ser el boom de la y cómo se iba a convertir en una figura importante de este equipo que ayer concluyó su participación en el Mundial Rusia 2018.

El experto tenía razón en aquella oportunidad que nuestra periodista Tabatha Paredes lo entrevistó, justo cuando la selección peruana empezaba su camino en la Copa América y cimentaba la ilusión de verla clasificar a un Mundial luego de 36 años.

El psicólogo y psicoanalista Julio Hevia Garrido-Lecca, analizó ese momento y lo describió con la propiedad de un especialista. En aquella ocasión lo encontramos en su oficina, rodeado de libros y leyendo ‘Balón dividido’, del español Juan Villorro. Aquí sus reflexiones.

¿Qué hace felices a los peruanos?

El peruano es feliz con los hechos inmediatos de los que puede extraer un goce, una satisfacción, un estado de ánimo. Por ejemplo, en el país nos pasamos la vida hablando, comiendo y bebiendo. En mi opinión, se trata de una ‘triangulación oral’. Somos una cultura oral, que en consecuencia está sujeta a eventos inmediatos, a situaciones tangibles, a situaciones que no hagan esperar demasiado.

¿Por qué el fútbol despierta tanta pasión?

El fútbol está más allá del bien y del mal. Según el sociólogo español Vicente Verdú, el fútbol responde a un sueño, y no se trata de un sueño individual, son sueños comunitarios. Ninguno de los deportes es capaz de convocar a tanta gente y coaccionarla de un modo tan festivo, hermético y al extremo ‘irracional’. No es que este deporte sea ajeno a racionalidades, pero estas tienen que ver con nacionalismo, chovinismo, reivindicaciones históricas, pequeñas venganzas…

¿Cómo se explica el fervor a prueba de balas del hincha peruano?

Nosotros somos impermeables al fracaso y por otro lado, si queremos buscar un paralelo con el hinchaje en diferentes escalas el hincha del equipo peruano es más o menos el equivalente del hincha del equipo chico. Este hincha que nunca deja de ser hincha, el que acompaña a su equipo a Segunda, el que va al velorio si el equipo desaparece. Pero cuando gana, todas las pérdidas, las lágrimas, quedaron en el olvido y ese trofeo será puesto en un altar. El hincha se identifica mucho como ese jugador de pichanguitas de barrio.

Llegando a extremos, escuché que hasta compararon a Paolo Guerrero con Miguel Grau, ¿a qué se debe?

Porque a Grau no lo vieron, y menos lo vieron jugar pelota. Y, por último, Grau se inmoló perdiendo. Paolo Guerrero nos hace ganar.  El futbolista está colocado en un sitial que no puede controlar.

Cuando la selección pierde varios juegos seguidos, la autoestima de todos se cae…

Creo que el hincha se llama así porque está colaborando con una especie de inflación anímica y lo apuesta todo. Es más fácil que un niño llore. En mi caso, por ejemplo, de haber podido evitar ir al colegio después de que la ‘U’ perdía, lo hubiera hecho. Sentía vergüenza, sensación de ridículo, estás expuesto a la burla. Es la derrota pública. La pasión con la que un niño juega, se recupera de manera alucinado en el fútbol.

Estamos sedientos de triunfos.

El peruano está sediento de reivindicaciones Ahora tenemos un boom gastronómico con Gastón Acurio por un lado y por el otro, está la selección, que está saliendo flote con Paolo Guerrero. Los futuros ‘candidatos a la Presidencia’… (risas) Al peruano le ha cambiado el humor con el triunfo de la selección peruana y eso nadie lo va a negar.

Si se lanzan, ¿la agarran?

No sería raro, y esto tiene que ver con la globalización del mundo. Cuando esto crece, también crece local y cada comunidad, país, intenta extraer lo mejor de sí para hacer de sus emblemas lo que lo diferencien.

La gente está feliz…

La gente está contenta. Lo que hace fuerte a un grupo no es el triunfo, sino haber experimentado los desafíos. Eso los hace coaccionar. Este equipo tiene una memoria corta y eso es absolutamente favorable. Ricardo Gareca es un Dios, hay que ponerle velitas.

LAS REDES SON LA CHISMOGRAFÍA DEL SIGLO XXI

Las redes sociales, ¿son buenas o malas? Marco Aurelio Denegri dijo que, a más Internet, más estupidez humana, ¿comparte este criterio?

Dependen desde qué posición juzgas tú el mundo actual, y este es aquel donde están desalojando el pensador, y toma como criterio los tiempos idos. Y sin querer, queriendo, expresa una clase de constancia. Eso de que ‘todo tiempo pasado fue mejor’, es decir, si me preguntas, ¿qué lugar ocupa la red? Te diré que es la chismografía del Siglo XXI. O sea, es la chismografía elevada, potenciada, multiplicada. Pero, ¿que la estupidez la inventó esta época? Creo que quien dice eso nunca pasó por la universidad, porque, la verdad, uno estudia con todo tipo de gente, y en el Perú nunca fue un país de gente lectora, ahora tenemos más evidencias, más data y conciencia de esto.

¿Las redes ayudan a la gente?

Le dan a la gente una ilusión de participación enorme, a mí no me quita el sueño. Habría cosas peores. Las redes son, de cierta perspectiva, un aparato de control. Creo que las personas están ‘capturadas’ por las redes.

¿Es optimista respecto a nuestro futuro?

Creo que el Perú es un país a pruebas de balas y si hemos llamado tanto la atención en sobreponernos de toda crisis, es porque al peruano le sobran ganas y eso es buenísimo. Pienso que vamos a seguir creciendo y quiero pensar que no solo es una esperanza. El fútbol será el paréntesis que necesitamos para oxigenarnos. No podemos aspirar a que el mundo esté 100% con la realidad. La gente necesita recreos, tiene que sentirse que se burla del poderoso. Necesitamos líneas de fuga.

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