Eran las 9 de la noche y el frío calaba hasta los huesos. Una delgada silueta avanzó hacia las rejas de la puerta principal del Penal Ancón II y rompió el compás de espera de una nube de periodistas. , la bailarina que cuidó a Abimael Guzmán en la casa de Surquillo hasta el día de su captura, salía de prisión luego de 25 años.

Los fotógrafos disparan sus cámaras y la luz de sus flashes dejaban ver su rostro. Maritza Garrido Lecca ya no es la joven de esbelta figura que daba clases de ballet en la primera planta de la casa donde, en el segundo piso, se escondía el cabecilla de . Es una mujer madura, con las huellas de los años y el encierro en el rostro.

CASACA ROJA
Lleva el cabello recogido, una casaca roja y bufanda turquesa. “¿Le pide perdón al Perú? ”, le preguntan los periodistas, que se arremolinan en torno a una camioneta 4x4. Ella guardó silencio y agachó la cabeza.

Ya dentro del vehículo, sonríe y hace gestos de alegría. Le acaricia el mentón, le besa una mano y abraza a la persona que está al volante. Era su hermano Javier, quien la llevó con dirección al norte de Lima.

PROTESTAN
Al otro lado de la ciudad, en , vecinos de la casa de la mamá de Maritza Garrido Lecca , no la quieren cerca. Lo mismo hacen en Tarata, la calle donde en 1992 un coche bomba senderista causó la muerte de 25 personas.

Maritza Garrido Lecca dejó la prisión sin haber pagado ni un solo sol de los 60 mil que se le impuso como reparación civil.

SOLTARÁN A 8 MÁS
Las autoridades expresaron su preocupación porque en lo que queda del año saldrán libres otros ocho terroristas, tras haber cumplido sus condenas.

Una de ellos es , exmiembro del sanguinario Comité Central de Sendero Luminoso, quien abandonaría la cárcel el 17 de octubre.

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