El curtido pescador cordelero no pudo evitar lanzar un grito de espanto y soltar una plegaria que empezaba con un ‘¡¡Dios mío!!’, al ver aquella escena entre las peñas y arena del . La brisa marina le cortaba la cara, pero esa escena le helaba la sangre: era el cuerpo de una muchacha joven, de rostro agraciado, desnuda de la cintura para abajo. El hombre corrió para avisar a la policía.

BUENA ESTUDIANTE Y TRABAJADORA
Los ‘sabuesos’ de Homicidios, ni bien examinaron el cadáver, sacaron varias conclusiones. La primera, que no se había ahogado de forma casual. Presentaba signos de haber sido ultrajada y, lo más terrible, alrededor de su cuello había ostensibles moretones, como si la hubiesen estrangulado. Los exámenes realizados horas después confirmarían esa impresión.

También tenían claro que la muchacha, por su apariencia, no parecía una meretriz, víctima de algún cliente salvaje. Pensaron que podría ser una vecina de la zona y, con su foto, visitaron las casas de los jóvenes más fiesteros para ver si la conocían. La respuesta fue negativa.

Estaban en un punto muerto. ¿Quién podría ser esa pobre jovencita de rostro inocente? ¿Cómo ubicar a sus padres para darles tan terrible noticia?

Decidieron entregar la foto a los medios y a las comisarías de Lima para que la exhibieran. La noche siguiente, sus desesperados padres la reconocieron por un lunar y la ropa especial que llevaba.

Entre sollozos relataron a los detectives que se trataba de su hija, , quien hacía solo tres meses había cumplido 19 años. La joven había sido una aplicada estudiante de diseño de modas en el Instituto Senati. Por factores económicos, abandonó la carrera y se matriculó en cursos de diseño de moda, en San Marcos, los fines de semana. Para costearse sus pasajes y materiales, trabajaba de cajera en un minimarket. El padre, Willian Vidal, señaló: “Mi hija era una chica muy aplicada, realizaba sus eventos y desfiles con sus propios diseños. Todos la admiraban y decían que tenía un futuro brillante en la moda”.

AMOR EN TIEMPOS DE LOS EMOS
Pero los progenitores revelaron que había aspectos en la vida de la joven que, desde su punto de vista de migrantes provincianos, no entendían. Su hija mayor, primero, y luego la menor, Denisse, comenzaron a andar con chicos de pelo lacio, largo, que hablaban poco o casi nada. “Parecían mujeres, por el pelo”. Las hermanas frecuentaban locales en el centro comercial Arenales, donde se reunían con miembros de la subcultura juvenil ‘emo’. Ambas se hicieron también amantes de los cómics y animes japoneses sombríos y apocalípticos y de los grafitis. La hermana mayor introdujo a Denisse en ese mundo. Según su madre, por ella conoció a su primer enamorado, de quien sospecha tiene que ver con la muerte de su hija.

Don Willian dijo que Denisse le confesó hace meses que estaba enamorada, “pero yo la sentía extraña, no la veía feliz. Un día se presentó con su enamorado, Moisés Ñahui (22). Lo conoció porque antes era pretendiente de su hermana mayor, pero esta lo arrochó”. Moisés era un conocido ‘emo’ y grafitero de Ventanilla y mantuvo dos años de relación con la joven. Pero a mediados de este año, la estudiante conoció a un licenciado del Ejército, Willian Chávez (23), con quien inició una fugaz relación, por lo que terminó con su enamorado. Pero a inicios de octubre, se reconciliaron. “A mi hija la veía infeliz. La llamaba Moisés, contestaba y se ponía a llorar. Luego se encerraba en su cuarto”. El 16 de octubre, ella salió a las 7:30 de la mañana rumbo a sus clases en San Marcos y nunca más regresó”.

'ESTOY EN EL HOSTAL CON TU ENAMORADA'
Los padres confrontaron al ‘emo’, pero se mostró agresivo. “Debe estar con su amante, a mí qué me preguntan”, respondió enardecido. “Nunca nos ayudó a buscarla, como le correspondía”. Pero con la policía, fue más específico. “Ella me engañaba con ese licenciado del Ejército. Una vez la llamé y me contestó él: ‘Estoy en el hotel con tu enamorada. Ella está en el baño, ya fuiste’. Clic. “Seguro él la asesinó”, le dijo a los policías, pero los padres de la joven rechazan esa versión y sostienen que lo dice por despecho, para incriminar a su supuesto rival. El militar también fue citado, pero sacó una coartada: “En los días en que ella desapareció, yo estaba destacado en el Vraem”.

Lo cierto es que hay una joven estudiante que tenía un futuro prominente como diseñadora de modas, que fue cruelmente ultrajada y asesinada, y la policía no da con los culpables. Hay testigos que aseguran que “un automóvil cruzó la tranquera (en San Bartolo) con tres hombres a bordo y arrojaron el cadáver para que el mar se lo trague”.

“Mi hijita luchó por su vida a arañazos, pues tenía restos de piel de su atacante. Aunque nada nos la devolverá, queremos que atrapen al asesino y pague por su crimen. Mi niña no merecía morir así”, reclama su madre con el corazón roto. ¿Quién miente? ¿Moisés, el ‘emo’ enamorado y despechado? ¿O el fortachón licenciado del Ejército, Willian, acusado de ‘asesino’ por Moisés? Lo cierto es que hay un crimen brutal que no puede quedar impune.

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