Su candente amorío con una atractiva y exuberante joven venezolana, varios años menor que él, habría sido el motivo por el que tres sanguinarios sicarios, a balazos y sin piedad alguna,, delante de tres féminas, al parecer extranjeras, en el interior del local de , en el centro comercial Risso, en .

Allegados a la víctima revelaron que desde hace más de dos años, Isaac Hilario Huamanyalli (49) mantenía una relación sentimental con Kaire Velasco y cada vez que él llegaba al Perú procedente de Miami, donde radicaba, se iba a vivir con ella. Como prueba del compromiso, llevaba a su joven pareja a los paseos con uno de su hijos.

La extranjera sería pieza clave, pues no se descarta que el tórrido romance con la víctima haya generado envidias u oposición en paisanos de dudosa reputación de la muchacha.

ASÍ LO MATARON

A las 8:09 de la noche, Isaac Hilario, con una maleta de viaje, ingresó al local de McDonald’s y se ubicó en una mesa del segundo piso del local. Una hora antes se había despedido de su hijo de 14 años diciéndole: “Hijito, me estoy yendo de viaje”, pues iba a regresar a Miami donde tenía negocios, uno de ellos de barbería.

Minutos después, tres atractivas jóvenes que frecuentemente se reúnen en la avenida Arequipa, se unieron a Isaac y se sentaron en la misma mesa.

Un minuto antes de las 10 de la noche, en medio de la amena conversación, tres sujetos irrumpieron en el local. Mientras uno se quedó como ‘campana’ y contención en medio de la escalera, los otros dos subieron al segundo piso. Uno llevaba puesta una gorra negra y su acompañante un casco de motociclista en la mano.

Uno de los pistoleros se acercó a su víctima por el lado izquierdo y le disparó dos veces en la cabeza, ante las aterrorizadas féminas que corriendo abandonaron el establecimiento.

Sin vida, Isaac quedó sobre la bandeja de comida en medio de un charco de sangre.

LOS SICARIOS

Las cámaras de video del local de venta de comida rápida captaron las caras de los tres asesinos a sueldo. Tras perpetrar el homicidio, huyeron realizando disparos para abrirse paso. En la avenida Arenales abordaron al menos dos motos lineales para fugar.

Isaac tenía en gran parte de su cuerpo varios tatuajes, entre ellos los nombres de sus cuatro hijos en la espalda. También el de su amada Kaire, en el brazo izquierdo. Una de sus hijas llegó al lugar del crimen y dijo que su padre volvió a Perú para pasar la Navidad y el Año Nuevo.


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