Por Juan Mauricio Muñoz

La escritora Nataly Villena Vega (Cusco, 1975) vive en Francia, pero su corazón está en Perú. En 2017 fue antologadora de ‘Si no bastase ya ser. 15 narradoras peruanas’. Y este año publicó ‘Nosotros que vamos ligeros’, ocho cuentos que viajan por la soledad, el tormento, la psicología, la angustia, hasta llevarnos al límite. Con ella conversamos-primero a través de un cuestionario y luego por teléfono-sobre su más reciente obra, así como su función como fundadora y editora de una página web de crítica literaria hecha solo por mujeres.

¿Qué significan las palabras ‘Nosotros que vamos ligeros’, además de un libro de cuentos?
Este título es una invitación a cada uno de los viajes que contiene este libro. El 'nosotros' se refiere a los personajes que realizan esos viajes, y también es una invitación para el lector que se siente identificado con ellos. En este título también hay ironía, pues ninguno de estos viajes es ligero, todos implican renuncias, también cargar con historias complejas. La ironía es algo presente en todo el libro, es algo que me gusta, porque la vida misma está llena de ella.

“Cuando despertó, el hombre estaba encima de ella (…)”, relata tu protagonista en ‘Autopista 1’. Esto sucede diariamente en un mundo donde la mujer no puede ser libre por el machismo imperante y metafóricamente, creo, que también se trata de aquellos hombres que creen que son superiores a las mujeres por el solo hecho de ser ‘hombres’. Se puede ver esto en el mundo literario, científico, médico, entre otros, ¿cómo cambiamos ese mundo que agrede y pisotea a las mujeres?
Lo cambiamos cada uno de nosotros y de nosotras en los actos cotidianos, cuando tratamos a unos y otras con igualdad, y cuando exigimos igualdad. En el plano literario, lo hacemos entendiendo que la ficción es un espacio que refleja el pensamiento y la sociedad de una época, y que esta época exige igualdad. No se puede escribir ni leer como hace veinte años, ni siquiera como hace cinco años. Hasta hace una década, nosotras las escritoras teníamos una presencia periférica en el mundo de las letras peruanas, con todas las dificultades que hay detrás: pocas publicaciones, pocas o ninguna reseña, poco estudio de nuestro trabajo en el ámbito académico, etc., y por ende pocos lectores. El cambio ha sido grande y aunque falta mucho para que nuestro trabajo sea leído y considerado de manera igualitaria, nadie puede negar que mucho de lo que hoy resulta más novedoso e interesante en literatura está escrito por mujeres.

La soledad, la depresión, la angustia es muy notorio en cuentos como ‘Un viaje al Gret Glen’, ‘Bis’ o ‘Umbral’, ¿cuánto hay de Nataly Villena Vega en la construcción de estos personajes?
La soledad es un estado común a todos, creo, darse cuenta de ello es solo cuestión de lucidez. A veces se tiene la impresión de estar acompañado, pero en realidad estamos y estaremos siempre solos. En estos cuentos, los personajes se encuentran en situaciones donde confrontan toda la realidad de esa soledad. Son personajes que hacen un viaje, cada uno por razones distintas, y lejos de su lugar de origen recién pueden verse a sí mismos tales como son. Solos frente a las dificultades y solos frente a lo que puede darles el futuro. Esas situaciones límite me gustan, son súper interesantes. Ahí es donde cada ser humano saca lo mejor o peor de sí mismo.
Por supuesto, no saber el futuro produce angustia, nadie puede controlar lo que vendrá y de algún modo hay que resignarse a ello. Ese abandono a lo que debe ser, esa especie de resignación, a veces melancólica, pero que siempre fortalece, es algo que tienen todos mis personajes y que deseaba provocar como sensación.

Considero que ‘La Etapa del Nido’ es un homenaje a José María Arguedas, pero también un recordatorio que, pese a que muchos peruanos están lejos de Perú, nunca vamos a olvidar el terrorismo que vivimos en los 80 y a inicios de los 90. Esto lo veo reflejado cuando el personaje describe a su viuda Sibila Arredondo: “la destrucción de los sueños, la locura, la furia, la muerte de lo ideal, el odio”. ¿Es un homenaje a Arguedas o un recordatorio de la época de terror que vivimos, o ambas?
Arguedas es un autor fundamental para la literatura peruana y en mi biblioteca personal. Sí, en este cuento hay un homenaje explícito a su obra, por supuesto. Pero también Arguedas simboliza aquí las dificultades que siempre ha tenido el Perú para lidiar con su diversidad. 'La etapa del nido' es un cuento sobre la inmigración y la dificultad de ser y existir en una sociedad que nos considera ajenos - un fenómeno que hemos vivido dos millones de peruanos en los últimos veinte años, y que han vivido muchos de nuestros hermanos desde la propia Conquista - y todo esto se refleja en la problemática de la traducción. La traducción simboliza aquí todas las dificultades que tenemos para poder entender y ser entendidos en un país y en un idioma distintos. Y por ello, la narradora menciona en ese cuento «la terrible ironía de tener que pasar por Sibila para traducir a Arguedas». Esos viajes en los que huimos de algo, siempre nos llevan, al final, a nosotros mismos. La época del terror que hemos vivido es un trauma que portamos todos, que nos constituye, y que sigue doliendo así estemos lejos.

13 años desde tu novela ‘Azul’ hasta ‘Nosotros vamos ligeros’. En una entrevista para Lee por Gusto indicaste que en tus años como editora aprendiste que “se escribe demasiado libros inútiles y que se debe publicar cuando realmente hay algún aporte”, pero, sobre todo, remarcas que siempre estás escribiendo. Durante esa etapa, ¿luchaste en ocasiones con la página en blanco?
Claro, todo el tiempo, escribir es muy difícil. A veces una tiene deseos de hacerlo pero no sabe qué decir y lo que produce es una suma de banalidades o de reiteraciones. A veces es solo gimnasia. Luego, también hay circunstancias que no permiten que la escritura se desarrolle debidamente, es necesario tener tiempo y disponibilidad mental. De manera general, hay que ser muy autocríticos y saber distinguir lo verdaderamente interesante del trabajo propio. También hay que leer mucho y tener consciencia de que casi todo ha sido dicho por alguien antes que nosotros, que no tiene sentido repetir lo que ya existe y ha sido contado de mejor manera. En eso es clave el encontrarse con un buen editor o editora, que lee con distancia y puede darse cuenta si hay algo maduro en el texto propuesto.

¿Qué otro proyecto literario tiene Nataly Villena Vega?
El de una novela, que comencé hace varios años, pero que dejé pendiente por no encontrar aún el modo de contar esa historia. Como escribo a un ritmo lento, no sé cuándo estará lista, pero tomará el tiempo que necesite. Mientras tanto, me sigo dedicando a difundir la crítica literaria hecha por mujeres en la web Las Críticas, que cuenta ya con numerosas colaboradoras.  

LAS CRÍTICAS

En de El Comercio (ahora con , Nataly Villena Vega dijo que fundó una página web de crítica literaria hecha solo por mujeres, porque "hasta el momento la crítica ha sido ejercida mayoritariamente por varones. Existimos muchas mujeres doctoras, especialistas en literatura, pero yo no encontré un espacio que las englobe o les dé una presencia grupal". 

Allí podemos leer críticas de las escritoras peruanas Grecia Cáceres, Sophie Canal, Yeniva Fernández, Christiane Félip Vidal, Jennifer Thorndike, entre otras, así como de la chilena Jessenia Chamorro Salas o la francesa Marie Jammot.   

Nataly Villena Vega considera que poco a poco se están abriendo "más espacios" para la crítica y literatura escrita por mujeres. "Allí tenemos a Mariana de Althaus y Katya Adaui", me indica, sin considerar que muchas como ellas están dando el primer paso gracias a su apuesta "totalmente feminista y militante". 

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC