Muchas veces el hilo de la madeja que provocan la caída de gobiernos nace del azar o la casualidad. Claro, el éxito depende de la sapiencia, sagacidad y el talento de los reporteros para desmadejar el gran caso.

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Eso es lo ocurrido con el reportaje del renovado programa ‘Cuarto poder’ –bajo la batuta del experimentado periodista Gilberto Hume– que descubrió las reuniones clandestinas que sostenía el presidente

Aquella investigación, difundida en diciembre pasado, hoy adquiere una notable trascendencia: permitió descubrir, por primera vez, los negocios que en la sombra tramaba el mandatario. Todo eso lo ha relatado la semana pasada, con lujo de detalles, la lobista Karelim López ante una fiscalía.

El testimonio de López, hoy colaboradora eficaz,

¿Cómo surgió esa trascendental investigación periodística? Todo empezó por casualidad. Una noche de noviembre del año pasado, un reportero que seguía la pista de Richard Rojas, hombre de confianza de Castillo, llegó de casualidad a la casa del pasaje Sarratea. Esa había sido la base de operaciones de Castillo cuando era candidato presidencial. Luego la Contraloría lo obligó a despachar en Palacio de Gobierno.

Cuando estuvo en el lugar, el periodista se quedó de una pieza. Encontró una escena que parecía de película: en aquella angosta y pequeña calle entraban y salían carros oficiales y modernas camionetas, cuyos ocupantes ingresaban y se retiraban de la vivienda.

LA CASA DE SARRATEA: UNA GRAN HISTORIA

“Allí llega por las noches y tiene reuniones el presidente Pedro Castillo”, le contó el mozo de un restaurante cercano. El empleado estaba molesto porque había perdido clientela. Los autos oficiales no dejaban espacio para que los carros de sus clientes pudieran estacionarse. Allí empezó la gran historia.

Días después, el periodista volvió con un grupo de jóvenes reporteros, que habían sucedido a otros veteranos que dejaron ‘Cuarto poder’ y se alucinaban irremplazables. Alquilaron una pequeña habitación con vista a la vivienda. Una filmadora grababa sin descanso durante la noche y la madrugada.

Las noches pasaban hasta que en una de ellas apareció el mismísimo presidente Pedro Castillo. Ya no con su clásico sombrero chotano, sino con una gorrita, con la clara intención de no ser reconocido o pasar desapercibido. ¡Bingo!

Luego captaron la llegada de la lobista Karelim López. Llegó y salió con una misteriosa cartera grande, en cuyo interior hasta hoy nadie sabe qué llevaba.

También grabaron a Fray Vásquez Castillo, el sobrinísimo del presidente. Se movilizaba en modernas camionetas de propiedad del empresario Zamir Villaverde, quien –como lo ha denunciado López– forma parte de la red de corrupción del presidente Castillo.

El país entero se quedó estupefacto cuando ‘Cuarto poder’ difundió esas imágenes. Ese fue el principio del fin de un gobierno a todas luces corrupto. Ahora la pelota está en la cancha del Congreso. Nos vemos el otro martes.

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