, , fue escenario del terror en 1995. Nicolás Gutiérrez Mendoza, nombrado como el ‘Monstruo de Parcona’, violó y asesinó a 13 niñas de entre seis y nueve años. El psicópata, en el momento en el que lo capturaron al año siguiente, confesó todos los actos cometidos sin ningún tipo de remordimiento.

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Ese fue el nacimiento de una de las historias más macabras y más reconocidas que ha vivido nuestro país. Incluso, su hostigamiento no se quedó en la ciudad de Parcona, sino que también se movió hacia el distrito de Villa María del Triunfo en Lima.

Para noviembre de 1995, la ciudad ya había perdido a tres niñas. Sin embargo, la policía decidió no prestarles atención a los reclamos de los familiares. Esto cambió cuando encontraron otro cuerpo y el miedo invadía las calles, hasta el punto que las madres no permitían que sus niñas vayan al colegio.

DESCUIDO DE LAS AUTORIDADES

Jenny era una pequeña niña de nueve años que fue víctima de Nicolás Gutiérrez. Luego de cuatro meses desde el monstruo la violó seguían sin encontrar algún dato. Su madre, que trabajaba en un puesto de ropa en el mercado de Villa María del Triunfo, comentaba que tenía miedo que a su hija le pase lo mismo que a las otras menores.

Nicolás Gutiérrez entra en todo el espectro de psicópata según análisis psicológico.
Nicolás Gutiérrez entra en todo el espectro de psicópata según análisis psicológico.

No obstante, para cuando Jenny desapareció, su madre fue a reportar a la policía este hecho, pero ellos decidieron ignorarla, porque pensaban que la niña estaba con sus amigos. A pesar de ello, los residentes mencionaron que la vieron con un extraño cerca al mercado.

Luego de casi seis días, el cuerpo de la menor fue encontrado en una granja cerca al asentamiento humano donde vivía. Desde ahí, poco a poco fueron aumentando las víctimas y todo se volvía más tenebroso. Aun no se tenía la certeza de quién estaría detrás, un asesino en serio o un fenómeno psicosocial.

LA CAÍDA DE NICOLÁS GUTIÉRREZ

Para el 4 de setiembre de 1996, finalmente se podía ver luz al final del túnel del terror. Los hermanos Carlos y Juan Espino Castillo habían terminado su jornada laboral en el fundo Buendía, a 6 km de Ica, cerca de la carretera. Cuando iban regresando, sorprendieron a un sujeto delgado quien ingresaba de la mano con una niña.

Ambos hermanos ya se habían mostrado preocupados por los crímenes a las niñas en su localidad. Por ello, decidieron seguir los pasos del sujeto, quien había entrado en una choza abandonada. Al derribar la puerta, encontraron a la niña semidesnuda, llorando en el piso y Nicolás Gutiérrez preparándose para ultrajarla.

En ese instante, el ‘monstruo de Parcona’ huyó con un puñal en la mano. Juan decidió perseguirlo hasta que lo acorraló cerca a la ciudad. Si bien Gutiérrez intentó a atacarlo, el campesino gritó por auxilio. El violador salió corriendo hacia su casa, pero los vecinos fueron a atacarlo con rocas y palos. Finalmente, lo ataron y lo llevaron hacia la policía.

LA BESTIA PSICÓPATA

Durante su juicio, Nicolás Gutiérrez se mostraba confundido y cansado, pero aún así era consciente de su culpa. No obstante, eso no lo absolvía de la culpa por las violaciones y asesinatos. Incluso, cada vez que declaraba, cambiaba su historia, trayendo cosas nuevas, como que su cuñado le había dicho que “el acto sexual con un niño era formidable

El ‘monstruo de Parcona’ mostró un comportamiento desinteresado y falta de remordimiento ante todo lo que iba narrando. Todo ello representaba el ejemplo de una persona con disociación mental o un psicópata. No se ha registrado un caso similar a la de él, quien tiene la definición de loco con libre determinación.

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