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Policiales

Crimen al descubierto. La mañana del 17 de junio del 2012, el contador Eduardo Milton Llanos Galarza (43) fue hallado muerto en su habitación. Se creyó que fue víctima de un paro cardíaco fulminante.

Seis años después, sin embargo, la verdad sale a la luz. La trabajadora del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Nora Rocío Román Clemente (43), ‘Viuda negra’, ha sido condenada a 20 años de prisión por el asesinato de su esposo, el padre de sus dos menores hijos. Según la sentencia, la mujer le suministró en la comida una fuerte dosis de estricnina, un potente veneno para ratas que le provocó un edema cerebral.

Tras matar a su cónyuge, cobró 120 mil soles de indemnización, heredó dos terrenos en Carabayllo y Huachipa, un auto y el dinero de la cuenta bancaria del occiso. Además, cobra tres mil soles mensuales de pensión.

RELACIÓN TORMENTOSA

La pareja se conoció en una fiesta de Año Nuevo en 1992, cuando eran jóvenes. Se hicieron enamorados y las peleas eran constantes.
“Por esa época mi hijo llegaba a casa con arañones en el rostro. Ella lo celaba mucho, tiene un carácter conflictivo”, recuerda su madre, Eva Galarza de Llanos (76).

Pese a todo, se casaron en el 2002. Los esposos vivían en el tercer piso del número 1177 del jirón Tahuantinsuyo, en Zárate, San Juan de Lurigancho, donde los problemas conyugales eran habituales. Ambos llegaron a denunciarse en la comisaría.

Cansado de las peleas, Eduardo Llanos quería divorciarse y así se lo dijo a una amiga del barrio. Nora se habría enterado.

DÍA DE LOS HECHOS

Pese a que el 17 de junio del 2012, el padre de sus dos hijos estaba tirado en el suelo, ella no hizo nada por auxiliarlo. No llamó a los bomberos ni a una ambulancia. Según la acusación fiscal, antes de conocerse el resultado de la necropsia, Nora Román dio versiones contradictorias y acusó a su suegra y cuñado.

Una pericia tecnológica a la computadora que usó la mujer, la noche del 16 de junio del 2012, pocas horas antes de la muerte de su esposo, revela que buscó 70 veces la palabra ‘veneno’ y una, la palabra ‘estricnina’.

Ahora ella tiene orden de captura y está en la clandestinidad. 

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