Por: Miguel Ramírez

Así respondía el expresidente cada vez que la prensa le preguntaba por las acciones dudosas de sus amigos cercanos. Uno de ellos era su ‘pataza’ íntimo y compañero de interminables parrandas: el empresario israelí Yosef Maiman Rapaport, a través de quien –según se confirmó el viernes pasado- recibió un soborno de US$ 20 millones de la empresa brasileña .

Los señalamientos contra Alejandro Toledo son contundentes, existe el testimonio del delator Jorge Barata (el otrora mandamás de esa empresa en Lima), reuniones, transferencias bancarias, nombres de las empresas ‘offshore’, fechas de los pagos, montos y demás detalles, que prueban que recibió esa coima. Todo eso a cambio de otorgar a Odebrecht la construcción de la carretera Interoceánica Sur en los últimos dos años de su gobierno.

Lo que pocos han advertido, sin embargo, es que en esa cuestionada adjudicación participaron los dos más importantes funcionarios del Estado que hoy nos gobiernan: el presidente Pedro Pablo Kuczynski y el premier Fernando Zavala.

Corría diciembre del año 2004 cuando Alejandro Toledo decidió poner en marcha dicha megaobra. Los procedimientos pasaron como ‘por un tubo’. En menos de ocho meses, la construcción le fue entregada a dedo a Odebrecht, sin licitación alguna, saltándose plazos, procesos, estudios técnicos y todas las etapas de control.

En una de esas reuniones claves, incluso, participó el mismísimo presidente Alejandro Toledo. El 4 de agosto del 2005, cuando ya todos celebraban el contrato, la Contraloría de la República advirtió que Odebrecht estaba impedida de contratar porque mantenía juicios pendientes con el Estado por montos que llegaban a los US$15 millones.

Se armó el desconcierto, pero nada de eso importó. En cuestión de horas todo se resolvió y se abrieron las botellas de champán. El responsable de esa decisión fue el Consejo Directivo de Pro Inversión, presidido por el entonces ministro de Economía y hoy presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski. Su asesor principal era el hoy premier Fernando Zavala.

Allí, por cierto, no quedó la cosa. Dicho contrato permitió las súper y jugosas adendas y costos adicionales, que encarecieron más esa obra e hicieron millonarias a muchas más personas.

¿Cómo se descubrió el soborno? Alejandro Toledo la pasaba linda en el extranjero hasta que el año 2013 se descubrió que había adquirido una lujosa vivienda y dos exclusivas oficinas por cerca de US$4,5 millones.

Estaban a nombre de su suegra, quien sobrevivía con una modesta pensión. Cuando estalló el escándalo Lava Jato, las autoridades rastrearon un monto millonario que había depositado Odebrecht en una cuenta anónima, que resultó siendo de Yosef Maiman, el amigo de Alejandro Toledo.

De esa misma cuenta salió el dinero hacia la empresa Ecoteva, con sede en Costa Rica, a través de la cual se adquirieron las propiedades detectadas al expresidente Alejandro Toledo. Todo quedó al descubierto. Lo demás ya se conoce. Nos vemos el otro martes.

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