Por: Miguel Ramírez

La semana pasada, el fiscal supremo Jesús Fernández Alarcón, acompañado de un centenar de policías, allanó los despachos de siete jueces vinculados a la red de ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’. Litigantes y empleados no lo podían creer. Parecía un capítulo de la serie ‘La Ley de los Audaces’, de , en donde dos abogados arreglan procesos judiciales con sobornos y engaños.

Los magistrados Oswaldo Espinoza, José Hidalgo, Víctor Quinte, Ronald Álvarez, Carlos Huerta, Marcial Díaz y Juan Salazar eran amigazos del empresario Mario Mendoza, a quien favorecían con sentencias, a cambio –según las investigaciones– de sobornos.

Las coimas incluían grandes borracheras. En uno de los ‘audios de la vergüenza’, que hasta hoy siguen escuchando los fiscales, Mendoza llama a ‘Erick’, su proveedor de tragos, para hacerle un espectacular pedido: una caja de vino tinto, otra de blanco, otra de seis tintos y seis blancos de la marca Marqués de Riscal y 11 botellas de whiskys: cuatro doble black, cuatro platinum, dos doradas y una azul.

“No tienes ni idea de cómo eran esas fiestas. Era el despilfarro total. No solo había trago y buena comida, también mujeres. Todos salían felices, con sobres repletos de dólares escondidos en los bolsillos de sus ternos”, contó una fuente que participó en una de esas veladas que daban Mendoza y el vocal del Callao, Walter Ríos, hoy presos.

La estrella de esas fiestas –siempre según su relato– era el jefe de esa organización, el vocal supremo César Hinostroza, encarcelado en España.

Lo ocurrido me ha hecho recordar a , el siniestro exasesor del presidente Alberto Fujimori. Montesinos tenía otro estilo: no daba fiestas, porque no le gustaba el licor, pero repartía cargos, jugosos sueldos y gollerías para las familias de los jueces que compraba.

Uno de ellos fue el vocal supremo Alipio Montes de Oca. Existe un ‘vladivideo’ inolvidable cuando le ofreció nombrarlo presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) con un sueldo de 15 mil soles. El juez le dijo que consultaría con su esposa, causando la ira de Montesinos:

“No, hermano, ya no lo podemos pensar. Cuando yo le explique a tu mujer, carajo, tu mujer te va a entender, hermano. Yo, aparte de tu sueldo, así sea 10 mil o 15 mil soles, te voy a dar 10 mil dólares mensuales. No va a haber recibo, ni cojudeces, hermano”.

“O sea, tienes que apoyarme, porque tú tienes un hijo, familia, esas cosas. Ese dinero ya tú lo manejas como te dé la gana. Para mí no vas a firmar nada. Vienes todos los meses, nos reunimos y yo te entrego un sobrecito y se acabó. A tu hijo, a tu mujer, a todos les voy a dar seguridad, hermano, a toditos. Vamos a ponerte un carro blindado”.

Los mafiosos tienen estilos diferentes, pero son cortados con la misma tijera. Nos vemos el otro martes.

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