Dos venezolanos quedaron detenidos tras el asesinato a empresario en Santa Anita. (Fotos: Trome)
Santa Anita

Cuatro y una colombiana se salvaron de ser linchados por los indignados vecinos y familiares de un empresario peruano, que fue baleado esta madrugada presuntamente por los extranjeros, tras pedirles que bajen el volumen. Todo ocurrió en el parque Universo número 4, en

Según contaron los testigos a América Noticias, los venezolanos y la colombiana, dos hombres y tres mujeres, estaban tomando y haciendo escándalo a altas horas de la madrugada. El empresario, identificado como Pablo César Mego Gutiérrez, se les acercó para pedirles que bajen el volumen, iniciándose una discusión. 

Un familiar de la víctima reveló que su tío sacó su arma y los extranjeros lo golpearon, le quitaron la pistola y le dispararon. "Le han metido tres balazos por la espalda", dijo la sobrina a América Noticias. 

Los vecinos, indignados por el asesinato del empresario a solo cinco metros de su casa, quisieron tomar la justicia con sus propias manos pero no pudieron ingresar a la casa donde se escondieron los venezolanos

Según contaron, cuando la policía quiso entrar, uno de los inquilinos les pidió que le presentaran una orden judicial. Esto desató aún más la ira de los vecinos, que tuvieron que ser controlados por la Policía Antidisturbios con bombas lacrimógenas e incluso disparos al aire. 

Una mujer denunció que su familiar resultó herido luego de haber sido impactado por una bala. Finalmente, los efectivos lograron llevarse a los extranjeros y evitar que la turba enardecida de vecinos los lincharan.

Los cinco extranjeros fueron detenidos en la comisaría de Santa Anita para determinar su responsabilidad en el asesinato del empresario dedicado al rubro de los abarrotes.

HERMANO

Mego Gutiérrez vendía abarrotes hace más de 20 años en el Mercado de Productores de Santa Anita y hace tres sacó permiso para portar armas, luego de que extorsionadores asesinaron a balazos a su hermano, en su tienda de la avenida San Pablo, La Victoria.

“Mi cuñado no sacó el arma. Solo fue a reclamarles que bajen su volumen y lo atacaron”, dijo Carlos Gómez.

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