Universidad Privada Arzobispo Loayza.
Universidades no autorizadas

Otra universidad peruana que no cumplía con los estándares de calidad. La volvió a cerrar una institución de educación superior tras comprobar que incumplía las Condiciones Básicas de Calidad establecidas en la Ley Universitaria. Se trata de la Universidad Privada Arzobispo Loayza (UAL).

Tras cerrar 8 universidades,, La Sunedu anunció que la Universidad Privada Arzobispo Loayza deberá iniciar su proceso paulatino de cierre en un plazo máximo de dos años. Según la entidad, supervisará el proceso de manera que se garanticen los derechos de los estudiantes. 

Cabe indicar que la universidad en cuestión inició sus actividades en el año 2009 y presentó su solicitud de licenciamiento ante la Sunedu en el 2016. Al momento, tiene más de 1200 estudiantes. 

Durante el referido proceso propuso 14 programas conducentes a grado académico, pero a lo largo del proceso se desistió de la mayor parte de dicha oferta. A la fecha ofrece tres carreras: Enfermería, Obstetricia, y Terapia Física y Rehabilitación.

En el 2017, la Sunedu sancionó a la UAL con 300 UIT por impartir el programa académico de Medicina Humana sin autorización. El Indecopi también le impuso una multa de 450 UIT por infringir el deber de idoneidad del servicio.

Antes de este centro de estudios, recibieron la denegatoria la Universidad Telesup, la Sergio Bernales, la Simón Bolívar, la Marítima del Perú, la de Lambayeque, la IPEIN, la UPIG y la Orval.

Incumplimientos

Según la Sunedu, la Universidad Arzobispo Loayza no fue capaz de demostrar el cumplimiento de las ocho CBC exigidas por la Ley Universitaria.

Entre los indicadores que fueron desaprobados resaltan la falta de claridad de sus metas institucionales, los problemas estructurales de gestión, las serias deficiencias en sus instrumentos de planificación y la ausencia de una propuesta articulada para la mejora continua de la calidad.

La UAL tampoco presentó evidencia convincente de que sus planes y protocolos institucionales de seguridad respondan a las características de sus instalaciones, y no cuenta con documentos internos que regulen los procedimientos específicos para los ambientes en los que se desarrollan sus actividades académicas.

Todo esto, agrega la Sunedu, supone un alto riesgo al bienestar individual de los miembros de la comunidad universitaria, más aún si se toma en cuenta que los programas que se imparten están relacionados con ciencias de la salud.

Asimismo, la UAL no demostró disponer de laboratorios especializados, ni con un plan institucionalizado para adquirir equipamiento.

La universidad no pudo demostrar que cuenta con un proyecto institucional de investigación claro e institucionalizado. No evidenció la implementación de acciones y mecanismos para el fomento de la investigación y no aseguró condiciones para la formación continua de docentes en este campo.

Incluso se detectaron altos niveles de similitud de contenido en los proyectos ejecutados durante el 2018 y las propuestas para el 2019, entre otras falencias.

En cuanto a su plana de profesores, no hay evidencias de que la UAL garantice el desarrollo de una carrera docente, ni que cuente con estrategias adecuadas de capacitación según las necesidades recogidas en sus mecanismos de evaluación.

En lo referido a mecanismos de inserción laboral, se identificó que la Universidad no utiliza la información recabada en el seguimiento a los egresados de sus programas para establecer acciones que permitan mejorar empleabilidad de sus egresadas y egresados.

Baja inserción laboral de egresados

La universidad no demostró tener una bolsa de trabajo propia y tampoco se identificó la ejecución de ningún convenio institucional para promover la inserción laboral. De hecho, el nivel de inserción laboral de las egresadas y egresados de la UAL es muy bajo.

De acuerdo con la información reportada por la universidad, siete de cada diez bachilleres egresados desde el semestre 2014-II no está trabajando. A pesar de conocer esta cifra, la UAL no propuso acciones para mejorar la empleabilidad.

La falta de claridad de la organización, las deficiencias en su planificación y las numerosas carencias de la universidad han afectado su sostenibilidad financiera.

Tras el retiro del programa académico de Medicina Humana en el 2017 (fue impartido hasta el 2017-I de forma ilícita), la universidad lleva tres años consecutivos en pérdida y no ha demostrado capacidad para generar ingresos en el futuro.

Solo entre el año 2016 y 2017, sus ventas netas cayeron en S/3.1 millones. Con este panorama no es posible asegurar que la UAL cuente en el futuro con los fondos para alcanzar y mantener las CBC exigidas por la Ley Universitaria.

Finalmente, en el rubro de servicios complementarios, la universidad no pudo acreditar el servicio de tópico durante la jornada educativa completa, ni demostró contar con personal para asegurar la prestación de sus disciplinas deportivas.

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