No, no se trata de un tumor, así es la cabeza de este colibrí de apenas 8 cm.
No, no se trata de un tumor, así es la cabeza de este colibrí de apenas 8 cm.

Los 8 cm del colibrí de Costa —especie natural de los desiertos al sur de los — no le restan un ápice de porte y gala a su brioso vuelo. Ayuda, claro, la llamativa y extraña apariencia de su pequeña cabeza.

No se trata de un pulpo bebé de color morado ni de un bicho succionándole el cuello. Los machos de esta especie ostentan un collarín de vistosas plumas de un intenso púrpura que se erizan cuando inicia un vuelo de cortejo cerca de una hembra.

Este video en cámara lenta, captado por , muestra a un ejemplar de esta especie en pleno coqueteo, durante la estación primaveral, antes de que el desierto se vuelva demasiado caliente para el apareamiento.

El lomo verde del animal se contornea en el aire, invitando a la hembra a la danza. Mientras tanto, su rostro es el que muestra el vistoso plumaje crespado. El ave busca volar de manera que la luz solar haga lucir más su collarín. De aceptar su propuesta, la hembra pondrá hasta dos huevos blancos, los que incubará por cerca de dos semanas.

Las formas de apareamiento de las aves y la conformación de grupos familiares en sus especies han sido ampliamente estudiadas y el caso del pingüino emperador es uno de los más emblemáticos. Sus pichones nacen la Antártida, a -22 grados bajo cero. Una vez que la madre pone el huevo, es trabajo del padre mantenerlo caliente, sin moverse del lugar y sin poder alimentarse, durante dos meses.

La resistencia de las aves también fue materia de investigación de un artículo publicado este año por Nature Communications, en que se afirmaba que las aves fragatas, naturales de las , duermen mientras vuelan en viajes que pueden durar hasta 10 días seguidos. Su ‘siesta’ en el aire dura menos de una hora al día, aunque al regresar a sus nidos duermen más de 12 horas diarias.

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