Fotos: César Campos
Violencia contra la mujer

En lo que va del año, más de 140 mujeres han muerto en manos de aquellos hombres que una vez juraron amarlas y protegerlas. Los casos son cada vez más atroces. La ferocidad de los atacantes nos obligan a preguntarnos qué pasa en nuestra sociedad.

La médico-psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado, Vanessa Herrera, precisó que esta es la consecuencia de familias sumergidas en el machismo, donde el golpear a una mujer es algo usual. También consideró la pobreza, la falta de educación y la carencia de atención mental oportuna como factores para estos trágicos desenlaces.

Doctora, ¿por qué cada vez se ven casos más violentos contra la mujer?

Se hace más visible el impacto de la violencia hacia la mujer por los medios de comunicación, que difunden la problemática. Vivimos en un contexto de violencia social, el cual, asociado a los problemas económicos, carencias, dependencias emocionales y las estructuras todavía machistas en nuestro país, genera esta situación.

‘CREEN QUE ES UNA COSA’

¿Qué tan arraigado tenemos al machismo en nuestra sociedad?
En Latinoamérica, somos uno de los países con mayor presencia de estructura errónea, donde la mujer es vista como una cosa, y el hombre hace ejercicio de su poder para dominar a las mujeres. Las mujeres tienen poco empoderamiento económico y no acceden a la protección social por parte del Estado. Siete de cada diez no denuncia porque no confía en los servicios públicos y se conforman con vivir con una sensación de vulnerabilidad permanente.

¿Quién debe garantizar la protección de las mujeres?
El Estado peruano tiene la obligación de proteger a las mujeres y su familia. Es su rol comprometerse en hacer algo real. Es tarea de todos los sectores comprometerse en esta luchar.

¿Cuál es el trasfondo de la violencia en nuestro país?

Los estereotipos que todavía prevalecen en nuestra sociedad. Todavía en los Andes y zonas alejadas de Lima, son muy tolerados ciertos roles o estereotipos de los machos para ejercer un predominio en las mujeres. La cultura machista desde el enamoramiento se impone. Los agresores de hoy han visto en casa que es normal que los padres golpeen a sus madres, que estas se despierten de madrugada solo para atenderlos y que los hijos varones duerman plácidamente mientras la hermana los tiene que atender. Las mujeres no tienen adónde escapar, deben seguir dependiendo económicamente y siguen durmiendo con el enemigo. El tener un equilibrio económico podría ayudar. El factor educativo es clave porque si hay más educación, se puede poner límites y se van identificando los signos de alerta.

Algunos opinan que toda esta ola de violencia es porque se han perdido los valores dentro de la familia.

Los factores de valores y unión, respeto mutuo, un sentido de trato digno y saludables, son reflejo de una sociedad centrada en los derechos. Cuando vemos este nivel de escalamiento y perpetuación de la violencia nos damos cuenta de que la sociedad nos está fallando.

Cuando un agresor mata a su víctima, lo primero que se cree es que está mal de la cabeza...
No todo agresor tiene problemas mentales. Muchas veces, esto es usado como una evasión para justificar sus agresiones. Son factores sociológicos más complejos, el tema de violencia es intersectorial, todos los sectores están involucrados.

LA SALUD MENTAL ES  UNA PRIORIDAD

Usted como psiquiatra, ¿cuál es el diagnóstico de la salud mental en nuestro país?
Existen muchos problemas de salud mental. Ocho de cada diez no acceden a una atención en salud mental. Si bien se ha avanzado, respecto a reformar los servicios de salud mental y recién hace unos días se ha determinado que la salud mental es una prioridad, esto implica una versión en la atención de los casos, prevenir secuelas de las mujeres violentadas, tratamiento del cuidado y el daño severo que sufren ellas, las mujeres agredidas.

¿Una mujer que ha sido agredida puede volver a ser la misma?

Es posible que se recupere y rehabilite, por eso es importante que la atención sea precoz. Puede tener miedo, angustia, problemas para relacionarse, ausentarse en el trabajo y afectar en sus relaciones interpersonales, el impacto que queda tras un ataque es severo. Cada caso es único y depende del tiempo o tratamiento a largo plazo.

¿Qué pasa en la cabeza de un asesino?
Los asesinos no necesariamente están trastornados. Casi siempre están lúcidos tras su crimen, pero tienen creencias erróneas o estereotipos muy marcados. Ellos dicen que mataron a sus parejas porque se lo merecían, porque se sintieron usados, porque usaron ropa corta... Expresan un sentido de posesión increíble, no toleran el abandono. Su sentimiento ególatra y narcisista es tan elevado que no miden el daño que han causado y no se arrepienten.

¿Por qué hay tan pocos psiquiatras?

Al año egresan unos 100 psiquiatras y con la reforma de salud mental se busca que haya no solo más psiquiatras, sino también otros especialistas para sacar adelante a las mujeres violentadas.

¿Desde dónde se puede combatir la violencia para que no haya más crímenes?
La criminalidad es compleja y abarca más allá de lo punitivo (castigo o sanción). Por ejemplo, es un hecho que los primeros ocho años de vida de un ser humano van a repercutir en el sujeto y tres generaciones después, por lo que si en esta etapa los niños ven abandono de padres y no se cultivó el respeto, no podrán exigirles mucho después. El sentido humano se debe inculcar desde la familia.

¿Qué debería hacer el Gobierno para detener esta situación?

Mayor inversión. Es un plan conjunto para la violencia y el presupuesto es escaso. A través del Ministerio de Economía se debe dar una partida para fortalecer los equipos intersectoriales, centros psiquiátricos, preventivos, el entrenamiento personal para resolver casos; se requiere una inversión en vivienda, hay insuficientes casas de refugio para las mujeres que quieran escapar.

NIÑAS EMBARAZADAS

Hay mucho embarazo adolescente...
Tiene que ver con las escasas oportunidades y falta de disponibilidad de información sobre métodos anticonceptivos.
Hubo un periodo en el que desde el Estado ha habido restricción para el acceso oportuno de orientación sexual.

¿Desde qué edad se inician en el ámbito sexual?

La media de edad de inicio en Perú es de 11.5 años, esto es preocupante y aún muchos padres no aceptan y no ven que es necesario dar información sobre protección, planificación y el cuidado de las mujeres. Roles de sumisión y tolerar enamoramientos agresivos, donde se exige el inicio de relaciones, también son muy vistas.

Cambiando de tema, se viene la Navidad y muchas pueden caer en depresión, ¿qué consejo les daría?
Que a pesar de todo lo difícil todavía hay esperanza, existe siempre alguien que te puede ayudar. Busque una amiga, un amigo, vecino. No se queden calladas. A veces tenemos conflictos no resueltos y debemos lidiar con eso y decidir acudir a tratamiento.

¿Cómo nos damos cuenta de que estamos mal de la mente?
Autoevaluándonos. Los signos de alerta son: detectar que estamos siempre tristes, ansiosas, nerviosas, afectadas en el autoestima. Si tu rendimiento laboral o académico ha bajado, no puedes dormir o duermes demasiado, hay que preocuparse. Si lloras de la nada o ves cambios evidentes, es necesario buscar ayuda.
Lamentablemente, los peruanos acuden muy tarde y eso va a afectar su rendimiento y sensación de bienestar. Todos pueden rehabilitarse. 

SEMÁFORO DE ALERTA

Te controla.
Te indica cómo debes vestirte y, si no obedeces, se enoja y hasta se torna agresivo.

Celoso.
No soporta que converses con nadie. Te quiere solo para él y quiere revisar tu celular, tener tus claves de cuentas y te llama unas 10 veces al día.

Te humilla. Trata de hacerte sentir inferior a él hasta afectar tu autoestima. Te da a entender que eres afortunada de estar a su lado.

Agresión. Un jalón de cabello, una cachetada o un empujón, en cualquier contexto, es una agresión y puede ser el inicio del final.

PERFIL DE UN POSIBLE FEMINICIDA

Ególatras, se descontrolan y explotan de ira. Impulsivos, inmaduros. Pueden haber sufrido violencia desde la primera infancia o haber sido criados en medio de violencia. Ellos escalan lo vivido y lo intensifican.

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