Una papa común sirve de batería para este inquieto carrito no tripulado. El final no es feliz, mira la última foto.
Carro papa

La Ciencia es curiosa por definición y esta historia es prueba de ello. La búsqueda de fuentes de energía alternativas a las contaminantes (las derivadas del petróleo, por ejemplo) ha hecho que la experimente, juegue, descubra. Tal es el caso de Marek Baczynski, programador polaco y conocido ‘youtuber’. El curioso científico ha construido un robot a ruedas de tamaño pequeño. Su particularidad: usa una papa como fuente de energía. Sí, una papa. Cruda. El autor ha bautizado su proyecto como “la papa no tripulada” y compartió un video de su funcionamiento en .

Así es, en YouTube hay más que videos virales o escandalosos como el de . Pero volvamos a lo que nos trae en esta ocasión, es interesantísimo.

De un tiempo a esta parte, las papas y son empleados como baterías rudimentarias. Es más, se  han convertido en objeto de estudio en proyectos escolares y experimentos domésticos para aprender nociones básicas de electricidad. Para mayor comodidad, en las demostraciones de eficiencia de estas baterías se utilizan focos incandescentes o luces LED. Sin embargo, en el proyecto de Baczynski, la batería de material orgánico sirve para proveer de energía a un pequeño robot sobre ruedas.

Para el proyecto, Baczynski empleó una papa de tamaño grande, un par de electrodos, un controlador de la fuente de alimentación, y un acumulador de energía eléctrica. Así, la papa carga gradualmente el acumulador, el cual provee de voltaje al motor de las ruedas. Esta carga tarda 15 minutos en completarse y permite que el vehículo avance unos 8 cm. Esto hace que, en un día, la papa se desplace por 7.5 m.

En la primera versión del proyecto, la papa podía avanzar en línea recta, pero esto no satisfizo del todo a Baczynski. El programador, en un natural sentimiento de empatía hacia el tubérculo, deseó que este pudiera “moverse libremente y ver el mundo como una vaca, una gallina y otros alimentos”. Con el fin de variar el movimiento del dispositivo, el inventor le agregó un segundo motor eléctrico y una placa de control, en la cual se instaló un script de ejecución que controla la dirección del movimiento del .

Con la nueva instalación, el carrito no tripulado empezó a actuar como un verdadero gato, esquivando los pies de su dueño y buscando estar donde cae el sol. Así, el programador empezó a tratarlo como una mascota y bautizó al pequeño robot como ‘Pont’. Pero cuando Pont empezó a demostrar interés por entrar al horno, a Baczynski no le quedó otra opción que “complacer” a su “mascota” y hornearla.

El año pasado, en otro de sus proyectos poco ortodoxos, Baczynski diseñó un dron que puede cambiar el foco en el techo. Con ello, pudo responder a la pregunta: “¿Cuántos drones se necesita para cambiar un foco?”. Respuesta: dos drones y nueve focos. Va el :

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