Luis ‘Cuto’ Guadalupe es uno de los personajes más carismáticos del fútbol peruano. No importa de qué equipo seas, ‘Cuto’ siempre cae bien. Y tiene muchas historias que contar. Muchísimas. Varias de ellas nos las cuenta en esta columna semanal. Empecemos con la tercera:

¿Cómo está, mi gente? Espero que bien. Hoy escribiré sobre , cuando lo conocí en . Se trata de un ganador dentro y fuera de las canchas, o en todas las canchas. Porque al César lo que es del César. Ante Roberto, me sacó el sombrero. Un maestro de maestros.

Un miércoles 27 de diciembre de 1995, Roberto Martínez anotó el gol del triunfo ante . Con ese triunfo, Universitario había ganado el clásico más importante de ese año y clasificamos a la de 1996. Don , aún con chupetín en mano, era el entrenador. Martínez hizo feliz a medio Perú y aún lo recuerdan por ese y otro partidos.

Pero Martínez no solo era un ganador en los campos de juego. Fuera de ella era un galán de galanes. Un tipo agraciado, con buena facha, con buena labia. Desde su caminar, su correr tipo caballo de paso, con estilo. Tenía elegancia. Siempre utilizaba sus lentes de sol marca Rip Curl. Ese era su sello. Tenía un jale impresionante con las chicas que se morían por un abrazo, un beso o una foto con él.

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Pero Roberto ya había conquistado el corazón de la mujer más deseada de ese momento en el Perú, Gisela Valcárcel. La relación llegó hasta el matrimonio. El sábado 10 de junio de 1995, Roberto y Giella se casaron en la denominada ‘Boda del Siglo’ que fue trasmitida en vivo por Panamericana Televisión. Fue un suceso histórico, la unión matrimonial de un futbolista y la conductora de televisión más famosa del país, incluso hasta ahora.

Roberto Martínez y Gisella Valcárcel en la denominada 'Boda del Siglo'.
Roberto Martínez y Gisella Valcárcel en la denominada 'Boda del Siglo'.

Bueno, les contaba del matrimonio de Martínez y Valcárcel, que tiempo después tuvo su final. Luego, en la vida del “8 de la ‘U’” vendrían Viviana Rivasplata, Melissa Loza, Pierina Carcelén, Vanessa Terkes... en conclusión, Roberto Martínez es un ídolo de los hinchas de la ‘U’ y de los que no simpatizan con la ‘U’. Pero esta columna no es sobre ese campo, volvamos.

En el año 95 fue mi debut con la crema. En ese tiempo tenía 18 añitos, un moreno niño que --pese a mi gran tamaño-- era tímido. Recién estaba dando mis primeros pasos en el fútbol profesional. El que batuteaba el equipo crema era Martínez y estaba bien chalequeado por José ‘Puma’ Carranza, Martín ‘León’ Rodríguez, Álvaro Barco, Edson ‘Cheta’ Domínguez, Héctor Martín Yupanqui, Freddy Torrealva entre otros.

Roberto Martínez y Viviana Rivasplata en su matrimonio que fue muy comentado en su momento.
Roberto Martínez y Viviana Rivasplata en su matrimonio que fue muy comentado en su momento.

Un día salí en lista para concentrar. Una felicidad ante algo que hace unos años era solo un sueño. Empezaba algo nuevo para mí.

En ese tiempo Universitario concentraba en el hotel Ariosto de Miraflores. Y los pesos pesados decidían a qué jugador tenían de compañero de cuarto. En eso escucho a Martínez decirle a ‘Pichicho’ Benavides “pónganme con Guadalupe”.

Me quedé sorprendido. Era el capitán del equipo que pedía concentrar juntos. Era una emoción y también a la vez sentí un temor. Algo natural.

Ya en la habitación, me acuerdo que cuando iba al baño lo hacía en puntita para no hacer bulla. El control de la TV lo tenía Roberto. Pero en mi cabecita me preguntaba por qué había sido elegido por el líder del equipo. Bueno, me di cuenta de que Martínez era una persona muy reservada y ese anexo de la habitación sonaba a cada rato. El hombre era bien solicitado. Todavía no había los celulares, obviamente. Pero de pronto sucedió algo que me sacó del cuadro. Lo vi a Roberto Martínez desnudo, como vino al mundo. Yo estaba asustado. Me tapé desde los pies hasta el cuello, estaba bien arropado. Mi mamá siempre me decía que Juan Seguro vivió cien años, jajaja.

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El tema es que Roberto Martínez dormía desnudo. Y yo sudaba frío. Solo miraba de reojo, estaba palteado. Luego llegó Armando Aguirre, el kinesiólogo de Universitario para hacerle sus masajes la noche anterior de cada partido. Se tomaba como una hora con el capitán.

Así empezó mi buena relación con el capitán y con todo el plantel. Era uno de los más jóvenes del equipo. Martínez era distinto. Es más, él tenía un club de fans. Al estadio ‘Lolo’ Fernández llegaban peluches, cartas de amor y chocolates casi todos los días. Era el galán del equipo. Generaba suspiros de las señoritas, hinchas de la ‘U’ y no hinchas de la ‘U’.

'Cuto' recuerda una fiesta en la casa de Gisela (Foto: GEC)
'Cuto' recuerda una fiesta en la casa de Gisela (Foto: GEC)

EL CUMPLEAÑOS DE MI AMIGA GISELA

Una anécdota que recuerdo de Roberto Martínez fue el día que me llevó al cumpleaños de Gisela Valcárcel. En esa oportunidad estábamos concentrados en el Estadio ‘Lolo’ Fernández y él habló con el entrenador para que nos dieran permiso por unas horas. Así fue.

En un auto deportivo color negro de la marca Citroen nos fuimos a La Planicie, donde vivía Gisella. Ese auto me hacía recordar al Auto Fantástico, una serie de televisión que veía mucho. Para mí todo era nuevo. Fuimos un grupito de cuatro o cinco jugadores. Entre ellos estaban José Carranza y Edson Domínguez.

Ese día me metí un dancing (baile) con la periodista Mariela Balbi, que alguna vez condujo el programa llamado Fuego Cruzado, que era muy sintonizado. Ella estaba muy guapa luciendo una minifalda.

Sonó la música de Juan Luis Guerra con su canción ‘La Bilirrubina’, que en ese momento daba la hora, y de inmediato me lancé a sacarla a bailar. Después de una hora nos retiramos para volver a la concentración del equipo en Breña.

Otro detalle que recuerdo como si hubiera sucedido ayer es la chapa que le pusieron a Roberto. En la interna del equipo los pesos pesados le decían Damián, el demonio. Pero eso sólo le decían los jugadores grandes, los chicos solo escuchábamos y nos reíamos a escondidas. Uno de los que más lo fastidiaba era el ‘Puma’ Carranza, su compadre.

Ahora Roberto Martínez vive por el norte del país, en Chiclayo. Qué tiempos aquellos. Hace poco me reencontré con él y recordamos esos años maravillosos. Años bien vividos. Ya la próxima les cuento otros recuerdos de Roberto.

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