Cuna de varios de los mejores jugadores de todos los tiempos, Brasil aún es una de las esperanzas del fútbol europeo para el futuro, que espera encontrar en el país sudamericano los 'cracks' de los próximos años o bien dejar su propio sello de identidad impartiendo su filosofía. , PSG, Inter de Milán y la Roma son algunos de los clubes que invadieron Sudamérica por nuevos talentos. 

Varios equipos europeos instalaron sus 'escolinhas' en Brasil; es decir, categorías inferiores en las que se enseña a jugar a fútbol siguiendo las pautas y filosofía dictadas desde el Viejo Continente.

Barcelona, el París Saint Germain, el Inter de Milán o el Roma, son algunos de los equipos que tienen una base en Brasil para intentar formar nuevos jugadores, aunque no siempre es para poder incorporarlos en el futuro y sí para exportar y globalizar los colores y los valores de cada club.

"La escuela del Barcelona es un proyecto creado con la intención de tener presencia en aquellos países en los que hay seguidores del club y no tienen la posibilidad de tener experiencias Barcelona cerca suyo, como puede tener un culé que viva en Barcelona", explicó Camilo Sparza, director de la escuela de fútbol azulgrana en Brasil.

Según Sparza, el proyecto "es una forma de acercar esta experiencia Barça a sus seguidores alrededor del mundo, y una forma de exportar los valores que defiende y representa el club a diferentes partes del planeta".

El club azulgrana tiene cerca de 1.800 alumnos -incluyendo niñas, ya que los equipos son mixtos- de entre 7 y 15 años en sus escuelas de fútbol, repartidas entre Sao Paulo y Río de Janeiro.

También en Río de Janeiro abrió una escuela el París Saint Germain, club que en los últimos años ha contratado un buen número de jugadores brasileños, lo que ha hecho aumentar su popularidad entre los aficionados del país pentacampeón del mundo.

"Es una forma de globalizar la marca del club en el mundo y difundir su metodología de enseñanza en términos pedagógicos", asegura el director de la PSG Academy en Brasil Rodrigo Pian.

Para Pian, lo que se transmite a los 300 alumnos inscritos, de entre 7 y 15 años, es "una metodología bien apoyada en el juego colectivo, en encontrar el espacio a través del juego colectivo y no sólo de acciones individuales, como es típico de la escuela brasileña".

Precisamente, esta diferencia de métodos de entrenamiento entre los que suelen aplicarse en Europa y los que se usan en Brasil es una de las dificultades a las que se enfrentan los alumnos brasileños.

"La metodología que aplicamos es la misma que se utiliza en Barcelona y esto a veces supone un choque un poco grande, teniendo en cuenta los métodos que se utilizan en Río de Janeiro. A los chicos a veces les cuesta adaptarse a nuestra forma de entrenar", admite Sparza.

Aquellos jóvenes jugadores con más dificultades para entender el sistema de entrenamientos del club catalán pasan a hacer "tecnificación" los viernes "para que se vayan adaptando a nuestra forma de entrenar hasta que veamos que están preparados para entrenar en el proyecto escuela", que contempla sesiones de lunes a jueves y un partido los finales de semana.

En la escuela del PSG, desde París "se manda el 'book' de actividades, que tenemos que seguir adaptando a nuestra realidad, pero seguimos todo el objetivo y consejo que nos pasa el club", dice Pian, para quien "la visión a largo plazo es no mandar la 'materia' para Francia y sí formar buenos jugadores en nuestro país".

Barcelona hace "un seguimiento muy estricto desde Barcelona, muy cercano" del funcionamiento de las 'escolinhas', en las que Sparza, como director, manda "reportes periódicos explicando el desarrollo de la escuela, entendiendo que hay una metodología madre pero después hay realidades locales", asegura.

El renombre y admiración que despiertan los principales clubes europeos en Brasil lo demuestra el hecho de que varios de los futbolistas que juegan en la máxima categoría del país, o exfutbolistas, llevan sus hijos a las 'escolinhas'.

Según Camilo Sparza, las diferencias a la hora de enseñar y formar a los jóvenes jugadores es lo que decanta a los padres a inscribir sus hijos en la escuela del Barcelona.

"Creo que la forma en la que trabajamos nosotros, el orden de entrar en orden en el campo, el orden del material y su buen estado, estar todos uniformados, con la camiseta por dentro, las medias por debajo de la rodilla...creo que como padre tiene mucho más valor que lo que le puedan enseñar a mi hijo como futbolista", explica.

"Los valores del Barcelona no son un eslogan publicitario: trabajo en equipo, ambición, respeto, esfuerzo y humildad...se llevan a cabo en el día a día a rajatabla, son el centro de nuestro proceso de entrenamiento, porque es mucho más importante que sean buenas personas que no hacer un regate o marcar goles", finaliza Sparza.

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