Un tiempo fue el ‘Pato’, también ‘Harry Potter’, pero hoy, fuera de los campos de fútbol, tiene un nuevo título: Máster en Gestión Deportiva. Henry Quinteros, figura ‘blanquiazul’ en la primera década del 2000, revive instantes inigualables en su carrera de futbolista.

Jugaste en Polonia, ¿qué fue lo más extraño que te tocó vivir?

Cuando llegué la primera vez, para cerrar contrato con el Lech Poznan, me entrevisté con el técnico del equipo, que era Franciszek Smuda en ese momento.

¿Cómo te recibió?

Me llevó a su oficina y revisaba mis videos.

¿Lo impresionaste?

Sí y me comentó en español: ‘Juegas como tu compatriota Mifflin’.

Eso era un elogio...

Claro y cuando me iba para pasar los exámenes médicos, ¿sabes qué me advirtió?

Dime...

En la cancha quiero que seas como Ramón, pero fuera de ella no, por favor.

¿De dónde lo conocía?

Jugaron juntos en Estados Unidos, cuando el ‘Cabezón’ estaba en Los Angeles Aztecs.

¿Cuántas veces te fue a buscar Jorge Luis Pinto a tu casa?

Dos. En la primera tuve que asomarme por la ventana de mi cuarto, en el segundo piso, para que se vaya tranquilo.

¿La segunda?

Llegó cuando estaba durmiendo y mi papá, que fue un integrante de la Policía de Investigaciones, lo recibió bien plantado y muy serio. “Estas no son horas de visitar a nadie. Y si le digo que está durmiendo, es porque es así”, le dijo.

¿Se fue?

Al día siguiente, llegando al entrenamiento, el ‘profe’ me llama y me dice: “Mi hijo, se ve que su papá es un hombre correcto. Todo está bien”.

¿Costó irte a Cristal?

Sí y la primera semana no salía a la calle.

¿Te hostigaban?

No, pero prefería no exponerme por respeto a los hinchas aliancistas.

¿Los celestes te ‘cuadraron’?

En mi tercer día de entrenamiento, llegaron los de la barra rimense. Pidieron hablar conmigo y Jorge Soto me avisó: “Si quieres, te acompaño”. Le respondí que no había problema, pero a mí me daba igual.

¿Corrió puñete?

Me pidieron que así como me daba íntegro por los victorianos, lo haga con la camiseta celeste.

¿Pudiste llegar a la ‘U’?

En ese tiempo se creó un ‘fondo blanquiazul’, en el que empresarios compraban parte del pase de los jugadores. Así hicieron con Sandro Baylón y el ‘Churrito’ John Hinostroza.

¿Qué ocurrió?

Un día me busca Fernando Masías, el presidente ‘íntimo’ de ese momento. Me dijo que íbamos a almorzar con los dos inversionistas que gastaron en mi carta.

¿Quiénes eran?

Dos exdirigentes de la ‘U’, que prefiero no decir sus nombres, y me preguntaron si me gustaría ir a la ‘U’.

¿Cuál fue tu respuesta?

Imposible, porque aparte de ser aliancista, debía ser agradecido con el club al que llegué a los nueve años.

¿Y ahora en qué proyectos estás?

Tengo unas inversiones que no tienen nada que ver con el fútbol y ni con el deporte, pero también tenemos con la familia el Centro de Entrenamiento Quinteros. Pueden llamar al 962-347945 o 997-537950.

¿Estás respetando la cuarentena?

A nosotros nos ha tocado muy complicado ese tema. Mi suegro, hace mes y medio, falleció en Estados Unidos y mi esposa no pudo ir a despedirse. Nos afectó a toda la familia.

Bueno, con mayor razón a cuidarse...

Gracias por esta entrevista. Quiero decirle a todos que deben guardar las normas y que nadie está libre de que suframos con este virus.

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