Han pasado distintas series en la televisión. Las de ‘Chacalón’, Dina Páucar, Sonia Morales, ‘Lucha’ Reyes, la ‘Princesita’ Sally, Augusto Ferrando, Néctar, ‘Los jotitas’, las ‘Matadoras’, etc. Se han visto películas de y Incluso ahora viene teniendo éxito la serie Algunas tuvieron rating, otras, no. Pero yo estoy segurísimo de que si en mi época hubiera existido Netflix, Disney o Amazon, todos se hubieran peleado por hacer el filme del ‘Potrillo’ Luis Escobar. Esa sí hubiese batido récord de sintonía en TV y tuviera millones de vistas en Youtube y TikTok.

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Escobar era ganador dentro y fuera de la cancha

Escobar era único. Completo. Dominaba las dos piernas, veloz, valiente, goleador y saltaba más que Rubén ‘Panadero’ Díaz. Crack y un personaje de aquellos. Ganador dentro y fuera de la cancha. Lamentablemente se lo llevó el mar de Ventanilla, un 8 de diciembre de 1987, pero de mi corazón nunca se marchó y en mi ‘disco duro’ hay varios capítulos de la filmación de su vida. Yo viviré eternamente agradecido con mi amigo.

Luis Escobar tenía todo para triunfar y era un crack dentro y fuera de las canchas(Foto: Andina)
Luis Escobar tenía todo para triunfar y era un crack dentro y fuera de las canchas(Foto: Andina)

Lucho fue mi padrino

Me conoció en una selección juvenil en 1984 y me recomendó con el ‘Cholo’ Castillo para que me lleve a Alianza Lima. Fue mi padrino futbolístico. Por él, mis hijos tienen un pan en la boca. Le gustaba ‘liquidar’ en la cuadra 9 de Renovación. Una madrugada, en tiempos de toque de queda, previo a un partido, brindamos con Carlos ‘Pachito’ Bustamante, Willy Laya y él. Corría la cerveza como si fueran las 3 de la tarde. De pronto, cayeron los ‘cachacos’. Bajaron de un camión y nos gritaron: “¡Todos contra la pared!”. Calladitos, manos a la nuca y abrimos las piernas para que nos revisaran.

Entonces, Lucho, que a su corta edad parecía un experimentado de la vida, les dijo: “¿Quién es el jefe del operativo?”. Un milico grandazo se acercó: “¡¿Qué pasa?!”. El ‘Potrillo’ todo tranquilito se presentó: “Soy el gran Escobar. No me hagas problemas ni a mí, ni a mis amigos. Mañana me buscas, entras al estadio y das el Play de Honor. Te voy a hacer famoso”. El ‘tombo’ lo pensó unos segundos y luego amenazó: “Zambito, si no cumples, te jodes”. Se fueron y seguimos tomando hasta las 5:30 de la mañana y, al día siguiente, cumplió su palabra con el militar.

El ‘potrillo’ era generoso

En otra ocasión, fuimos con una ‘batería’ a la anticuchería ‘La pastora’, en el jirón Sucre. Comíamos rico y entró un chiquillo vendiendo caramelos: “¿Cuánto has invertido?”, le preguntó. La criatura se emocionó: “20 soles”. Luis sacó 50 ‘mangos’ y se los dio. Se paró y regaló caramelos a todas las mesas que, al ver el gesto, empezaron a aplaudirlo. Cuando regresó hacia nosotros nos dijo: “Soy el ‘Potrillo’ Escobar”.

Una mañana, después de cambiarnos en el vestuario, lo encontramos sentado frente a la imagen del Señor de los Milagros que está antes de subir a la cancha de Matute. Estaba cabizbajo: “¿Qué tienes?”, lo interrogamos y contestó: “Estoy estresado, porque en la selección de mayores el fútbol lo tiene que poner Escobar, en la Sub-20 también y en la Sub-18 igual. Pa’ colmo, acá con ustedes también”.

Lucho se puso boca a boca con Marcos Calderón

Fue el único que le ganó la moral a Marcos Calderón, el técnico de más carácter y ‘vinagrillo’ del Perú. En 1987, no sabía que en Matute se iba a encontrar con un chibolo al que no podía controlar. Es que llegaba resaqueado a los entrenamientos y el ‘Chueco’ renegaba. Un día apareció con un ‘tufazo’ y tarde. No se lo perdonó y habló delante de todos: “Usted está llegando muy tarde”. El zambito no aguantó: “¿Así que es muy tarde…? Entonces, me voy”. Le dio la espalda y empezó a retirarse. El DT se incomodó y gritaba: “Él se fue solo... ustedes han visto que yo no lo he botado”.

Un 14 de febrero, ‘Día de San Valentín’. todos decidimos salir sin las ‘firmes’ para irnos a la ‘Máquina del sabor’. Él apareció dos horas después con una ‘amiguita’. Se puso zapatillas amarillas, pantalón plomo y camisa roja. Parecía un papagayo. Lo vacilamos y él ni enterado. En eso, dejó a su ‘manzanita’ y salió a la pista con otra chica y, como la rompía en el baile, todos empezaron a observarlo. Terminó y nos susurró: “Han visto cómo acaparo miradas. Si quiero, me levanto a cualquiera”.

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Agrandado y botado

Recuerdo que Agustín Merino le hizo su primer contrato. Le dio una chequera para sus gastos, porque en esos tiempos no había las tarjetas de ahora. Una mañana invitó a ‘Pachito’, Milton, Daniel Reyes y a mí para tomar un jugo de naranja, en el cruce de Isabel La Católica con la avenida Abtao. Pedimos y, al momento de cancelar, sacó su chequera y encima le dijo a la señora: “Me da mi vuelto, por favor”. Quería figurar con nosotros. Botado, agrandado, desubicado, estrafalario, pero sobre todo, genial. ‘Potrillo’ hay uno solo y se llamará por siempre Luis Escobar. Fue mi amigo, mi padrino, mi hermano, mi compinche. Él nunca se ha ido de mi lado. Nos vemos el próximo jueves…

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