Si que hizo de un ricachón en la película ‘Mujer bonita’, se enamoró de una meretriz, ¡por qué yo no! Él la rescató de esa ‘vida’ y la hizo su mujer. Yo tuve una historia similar, pero en la vida real. Hace unos días, disputó la final de la y me hizo acordar un episodio que viví cuando vestí esa camiseta y que, quizá, varios se verán reflejados.

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En 1992 llegué a Arequipa, que para mí es la ‘Ciudad de las Blancas’. Allí armé una banda que empezó bien y terminó mal. El técnico era Freddy Bustamante, un hombre disciplinado, pero a quien todos le sacábamos la vuelta. Un domingo, después de jugar, me fui a mi cama con un periódico y lo empecé a hojear.

PERDÍ LA CABEZA

Chequeé las noticias, leí todas las páginas, hasta que di con la sección para adultos donde se mostraban fotos de chicas en bikini: ‘Sheyla’, ‘Débora’, ‘Azucena’, ‘Fresita’, ‘Dulce’ y hasta una tal ‘Karina’ me abrieron el ‘apetito’. Timbré a una. Apareció una ‘chatita’ bien proporcionada, medidas grandes arriba y abajo. Era blanquiñosita y tenía la boquita rosadita. Si no me dice que era cusqueña, fácil pensaba que era extranjera.

Entró a mi cuarto, le pagué antes y empezó el jueguito. Primero, lo básico, lo esencial cuando sales con una mujer, un previo, un aperitivo para ‘calentarnos’. Así sea traviesa, a una dama hay que tratarla con cariño. En plena charla, me dio la romanticona. Ella se emocionó y después de que terminamos el primer ‘partido’, me pidió ‘tiempo suplementario. “La casa paga”, me bromeó.

Luego agarró sus ‘chivas’ y prometió volver al día siguiente. Antes, durante y después del entrenamiento solo pensaba en que llegara la noche y volver a verla. Ella cumplió con su promesa. Yo, que estaba solo, la llevaba de la mano por toda la ciudad. Era mi enamorada y, cuando se cruzaba con algún cliente, se escondía en mi pecho. Después me contaba cómo lo hacía ese ‘parroquiano’ y si el ‘man’ cumplía en el ring de las cuatro perillas.

FUI SU ‘GUARDAESPALDAS’ Y ‘MALOGRÉ’ A MIS COMPAÑEROS

Los fines de semana la pasaba y amanecía conmigo. Al día siguiente se iba y me dejaba un dinerito, porque sabía que tenía que girar billete a Lima y el club no pagaba puntual. Muchas veces me avisaba que se iba a un hotel con un ‘puntero’ y me pedía que la recoja en una hora. Sin querer me convertí en un ‘café don Lucho’, su ‘guardaespaldas’.

No pasó mucho tiempo y mis amigos del equipo se enteraron de mi ‘novia’ y su oficio. El finadito Anselmo Soto, el brasileño Marcelo Fleitas y el ‘Tata’ Reyes me dijeron que respetaban a mi ‘trampita’, pero exigían que les centre a sus amigas. Decidí hacer un tono en el ‘depa’ del ‘carioca’ donde llegaron tres chicas muy guapas y armamos una ‘fiesta romana’.

Eso sí, la mía no se sacó ni los zapatos. A mi chica nadie la podía mirar y menos tocar. Mi pareja y yo disfrutamos en zona Vip toda la ‘obra teatral’. Los domingos, después de jugar, había fiestecita privada. Yo respetaba su vacilón de mis compañeros y ellos el mío. Durante seis meses hicimos vida de pareja. La ‘chata’ me compraba mi ropita a cambio de su ‘caramelito’. Hasta que el técnico, cansado de ver que le iba mal en la tabla, se enteró de que organizaba las ‘encerronas’ y me acusó de ‘malograr’ a mis compañeros.

Fue de un momento a otro. Ya me había hecho seguimiento. Me ‘cuadró’ frío, antes de empezar a entrenar y llamó al presidente del club, quien se apareció, me dio mi plata y me botó. La verdad estaba palteado y solo quería largarme de la ciudad. No esperé comprar un pasaje de avión. Chapé el primer bus que se iba a la capital.

ME DIO RASCA RASCA

No quise despedirme de mi ‘enamorada’, porque no estaba para escenitas y pensé que lo mejor era que todo quedara como una bella historia de amor. Cuando ya me estaba quedando dormido, sentí una picazón entre las piernas. Al poco rato era más fuerte, y cada vez era más y más. No paraba, me ardía y me salía sangre.

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No aguanté llegar a Lima. Tuve que bajarme en Chincha. Fui corriendo a mi casa. Mandé a comprar Penicilina y me puse un montón de inyecciones. Decidí que nunca más debía estar con una señorita que atiende a caballeros exigentes, así te dé trato de enamorada. Los ‘vivos’, tarde o temprano, pierden. Ahora, en estos tiempos hay mucho libertinaje, ‘choque y fuga’, ‘salientes’ y tanta vaina más, que cuando estás con alguien debes averiguar bien sus antecedentes. Hagan el bien, muchachos. De amor nadie se ha muerto, una salidita te puede costar la vida. Yo felizmente me curé y estoy aquí para contarlo. Nos vemos el próximo jueves.

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