Treinta y dos años después, aún se escarapela el cuerpo cuando ves en ‘’ la criminal entrada de Julián Camino, que ‘rompió’ a en las Eliminatorias al Mundial México 1986. Todos culparon al técnico argentino de esa época, Carlos Salvador Bilardo, de haber dado la orden de ‘quebrar’ a nuestro goleador, pero no fue el ‘Narigón’ quien digitó tal acto criminal, sino el defensa y referente de aquella ‘’, Daniel Passarella.

Esto, porque en el partido jugado en Lima, que ganamos 1-0 con gol de Oblitas, Franco Navarro se agarró con el ‘Kaiser’ y pisoteó su título de campeón del mundo. Incluso, en el gol, lo amagó y lo hizo pasar de largo. Al final, cuando los peruanos festejaban, el ‘gaucho’ se acercó al ‘Pepón’ y le dijo: ‘Negrito no festejes mucho que falta la revancha y ahí veremos si eres tan valiente’. El ‘9’ no se bajó y respondió: ‘Ya te gané aquí y allá te vuelvo a ganar y te saco la con...’. Luego, ambos fueron separados.

Ya en Argentina, Bilardo pidió máxima entrega, pero nunca ‘romper’ al rival. Passarella no pensó lo mismo y pidió la ‘cabeza’ de Franco Navarro. El defensor tenía de compañeros de zaga a los experimentados Enzo Trossero y Ricardo Garré, quienes no aceptaron el pedido, y por eso eligió al novato Julián Camino, reemplazante del suspendido Néstor Clausen. ‘Antes de los diez minutos lo quiero fuera de la cancha’, le dijo al de Estudiantes de La Plata y este cumplió con el recado y fracturó la pierna derecha del ‘Pepón’. Hicimos un partidazo, pero Gareca nos mandó al repechaje.

Pasado un tiempo, Franco Navarro y Camino se encontraron en Argentina, el defensa pidió disculpas y contó la verdad de las cosas. No quedaron como amigos, pero cuando el ‘carnicero’ vino a Lima como asistente de Alejandro Sabella para las Eliminatorias a Brasil 2014, el lateral le mandó al actual técnico de UTC la camiseta de firmada por toda la selección argentina. Igual, la cicatriz queda.

COME PIERNAS
Era la década del 90 en Lima y, en ese momento, era amo y señor de los festejos. A ese cuadro llegó un muchacho argentino sin cartel al que apodaron como el animal que enfrenta al torero, y con sus goles contribuyó a dos títulos. Se ganó su lugar en el vestuario, era amigo del presidente y paraba con referentes en prácticas y salidas nocturnas. En una de ellas, conoció a una actriz de moda y la ‘química’ surgió al instante. A él, le impresionaron las piernas de la dama y a ella su carisma y ser futbolista. Pese a ser solteros ambos, sus encuentros fueron clandestinos, aunque era ‘vox populi’ que tenían algo. El problema se inició cuando el ‘gaucho’ empezó a lesionarse y perderse partidos. Muchos decían que su romance le ‘comía las piernas’ y, para desgracia suya, hubo ‘ampay’.

El equipo concentró en un hotel y, tras la cena, todos se retiraron a sus habitaciones. Sin embargo, el presidente del club mandaba a su hombre de confianza a visitar los cuartos donde solía encontrar desde comida hasta botellas de whisky, pero jamás se imaginó toparse al ariete con la rubia de la tele. “Negro es una mina bárbara, así nomás no se sale con ella todos los días, solo estamos conversando, no vayas a decir nada y para que veas que soy bueno, voy a dejar la puerta media abierta para que nos veas”, le dijo el delantero al asistente. El hombre lo pensó, pero recapacitó: “Antes que trabajador, soy hincha y quiero lo mejor para el club, así que no me parece que antes de un partido estés ocupado en otras cosas. Por esta vez me haré el que no vi nada. La próxima no te acuso, te pego de frente, porque estás faltando el respeto al club y tus compañeros”. El jugador entendió y despidió a la chica. Al día siguiente hizo dos goles y se los dedicó al empleado sonriendo: “¿Viste como no me afecta lo que viste? A ver si la cábala va a ser que me descubras más seguido con mi amiga de las mejores piernas”.

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