Por Carlos Bernuy 


El tema es parte del Perú que exagera. Como los que no saben de matemáticas y dicen que hubo dos mil personas . Como los que llevaron niños a ese mismo aeropuerto exponiéndolos a un accidente o al inclemente sol. Como los que lloran por un futbolista sancionado o los que mandan mails a la FIFA simplemente por llamar la atención. Exageramos rompiendo las barreras de lo sensato.

Paolo Guerrero es el mejor delantero de la selección peruana que aportó bastante a la clasificación al Mundial de Rusia 2018, siempre se identificó con el equipo y se convirtió en un líder. Hasta allí vamos bien. La situación empieza a desvirtuarse cuando lo llaman "crack mundial" o "estrella mundial". Cristiano Ronaldo, Lionel Messi y Neymar son los únicos que entran en esa definición. La situación sigue mal cuando, para muchos, el mundo gira alrededor de Paolo y excluye a los que practican en la Videna.

Hoy en día hablar mal de un hotel es más común que saber que Perú tiene deficiencias en el lateral izquierdo y de allí las dudas de Ricardo Gareca en la lista (llamó a Luis Abram y probó a Anderson Santamaría). En este momento ponerle el micrófono a un tipo con barba que mira las prácticas desde un techo y dice "Paolo es inocente" es más interesante que dejar en claro que Jefferson Farfán no siente el puesto de '9'. Hoy, comentar torpemente sobre un complot o una conspiración de película contra Guerrero llama más la atención que decir que Perú necesitará mejorar la marca.

Paolo Guerrero dio hasta cuatro versiones sobre cómo y dónde pudo haber llegado la sustancia a su cuerpo, no se contentó con los seis meses que le dio finalmente el Comité de Apelaciones de la FIFA y recurrió al TAS aún cuando la WADA no lo había hecho y en palabras de un representante de esta "quedará en la nebulosa saber si lo hubiese propuesto". Pero el hincha le cree, gasta dinero en carteles, se pone vinchas, toca bombos, aplaude, insulta a Claudio Pizarro (algo jalado de los cabellos) y orienta sus buenos deseos, por el momento, más a algo individual.

Ahora se habla que el martes le pedirán al presidente de la FIFA un perdón especial para que el jugador esté en Rusia 2018. Es casi imposible que la FIFA siente un precedente tan peligroso, que haga algo que no está en su reglamento y que vaya en contra de su buena relación con la Agencia Mundial Antidopaje y el juego limpio que pregonan. Pero ponerse la camiseta del "sí se puede" y endiosar a Paolo Guerrero es hoy más sencillo que hablar con la verdad. Si el jugador sigue ratificando que es inocente, porqué la misma FIFA lo castigó - en primera instancia - un año y el TAS por 14 meses.

Las cosas ahora dicen que el jugador se reunió con periodistas no deportivos que horas después salieron en tropel a defenderlo y, por otro lado, alguna profesional habría sido silenciada por haber osado no apoyar a Paolo Guerrero. Centrémonos más, no vaya a ser que el tema Guerrero siga siendo el centro del mundo y de pronto, cuando menos lo esperemos, Dinamarca nos esté gritando goles en la cara. Buenos deseos para Paolo en su situación, el triple de ellos para la selección peruana en el Mundial. 

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