Selección peruana: Análisis de una 'Blanquirroja' cada vez más despintada

Pasan los años, pasan los jugadores y pasan las Eliminatorias. Todo pasa, menos la amargura de siempre. Esa se queda atorada en la garganta en forma de festejo frustrado. “Vamos a Bolivia a ganar”, “la aclimatación nos vendrá bien”, “somos más equipo” se mencionaba en la previa. Entre el anhelo eterno del hincha y el optimismo desmedido de algunos, la selección peruana nos dejó en claro que sigue cayendo al vacio sin que nada la detenga.

Diez días de aclimatación en Cusco sirvieron para correr en La Paz pero no para hacer un planteamiento inteligente. Perú se lanzó con cuatro jugadores ofensivos, sí cuatro. Uruguay – con mucho más potencial que el nuestro – ganó 2-0 en Bolivia plantándose con un solo atacante y un media punta. El resto marcó. Colombia venció 3-2 en La Paz con solo un centrodelantero apoyado por James Rodríguez. El resto marcó. Nosotros nos envolvimos en papel de regalo arrancando con Ruidíaz, Polo, Ávila, Cueva y casi nadie marcó.

Además, seguimos en la edad de la inocencia. Ese tiro libre de Pablo Escobar lo frenaba una barrera con más hombres o con más valentía (para no salir corriendo). Christian Ramos dejó que Marcelo Martins le aguantara cuanta pelota le lanzaron, Paolo Guerrero ingresó y se tiró de demasiado atrás e Irvén Ávila debió realizar una función que no es la suya por pedido del DT Ricardo Gareca.

Para colmo, Andy Polo no está para ser titular y Raúl Ruidíaz dejó el gol en México, porque ese cabezazo debía entrar sí o sí. Ahora, por enésima (milésima o como desee llamarlo) vez hay que darle vuelta a la página del doloroso libro de las Eliminatorias. Ecuador nos visita el martes y llega herido y con ganas de reinvindicarse tras ser goleado por Brasil.

Vuelve Antonio Valencia y tenemos que encontrar un plan para detener sus arremetidas por la derecha. A cuidarse de la llegada al gol que tiene el volante Christian Noboa y la potencia de Miller Bolaños en ofensiva. Perú debe dejar atrás las verdades a medias, los planteamientos erróneos, los permisos en plena concentración y los ‘magos’ junto al equipo. Somos un equipo demasiado limitado para darnos el lujo de seguir cayendo al vacío.

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