El presidente Vizcarra anunció el regreso de los domingos de inmovilización social. (Foto: GEC)
El presidente Vizcarra anunció el regreso de los domingos de inmovilización social. (Foto: GEC)

Este Búho está más molesto que la señora que vende tamales los domingos en la puerta de la panadería, perjudicada por culpa de esos descerebrados que arman ‘fiestas Covid’ o los que hacen tonos familiares sin mascarillas ni distancia social y desafían a la ley. Por eso, les presento estos ‘Pastillazos’ que tanto reclaman mis lectores.

VIZCARRA SE JUSTIFICA: Al día siguiente de anunciar, entre otras medidas, la vuelta a la ‘inmovilización social’ los días domingos, por lo que recibió un aluvión de críticas de analistas de distintos ángulos, tanto médicos y sociales, el moqueguano respondió algo turbado y sorprendido: ‘Sé que resultan incómodas y molestas a la población, pero lo hacemos por el bien de todos y porque queremos nuevamente revertir el incremento de contagios para continuar con el descenso sostenido’.

El problema es que, según los expertos, la lucha contra el virus no pasa por el encierro de la gente ni allanar casas, sino perseguir al virus, aislarlo, y eso solo se consigue con los seguimientos y aislamiento de los contagiados para separarlos a ellos y a su entorno, en sus casas o en lugares abiertos, suministrándoles alimento y cuidados médicos.

Así se controlaron los contagios en varios países de América, Europa y Asia. Pero en el Perú les hacían la prueba, salían positivos y les decían: ‘Vaya a su casa a encerrarse’. Y el infectado, si era ambulante, se cambiaba de mercado y vendía cebollas y papa con virus de yapa.

¡QUÉ BONITA FAMILIA!: Este columnista no lo podía creer cuando vio y escuchó los ‘piropos’ que le lanzaban los congresistas al gabinete del premier Walter Martos, a diferencia de una semana antes, en que, como leones de circo romano, despedazaron a Pedro Cateriano. El militar llegó casi con el mismo gabinete. ‘Honorables ministros’, los llamaban los otrora fieros ‘otorongos’, que les dijeron la ‘vela verde’ cuando llegaron con Pedro.

‘Representantes del pueblo, los llevo en mi corazón’, les respondió el premier como correspondía a un galanazo. La verdad que parecían ‘doña Florinda’ con escaño y el ‘profesor Jirafales’ con fajín: ‘Una tacita de café, mi premier, después de usted, mi congresista’. Y después de tanto almíbar pegajoso dieron 115 votos a favor de la confianza.

¿Tan extraordinario orador era mi general? No, nada de eso. No fue su ‘floro’ ni ningún milagro de agosto. Vizcarra y Martos hicieron su trabajo ‘por la sombrita’ con las bancadas. Por algo eliminaron del discurso del general las frases más utilizadas por Cateriano: ‘minería’ y ‘promover inversiones’. Con eso se ganaron hasta al Frepap. Y pensar que Pedro y Walter fueron las cartas de un mismo presidente, quien se parece cada vez más a ‘Harvey Dent’, el villano ‘Dos caras’ de ‘Batman’.

UNIVERSIDAD COSA DE LOCOS: Francamente que lo escuchado durante el pliego interpelatorio al ministro de Educación, Martín Benavides, dio vergüenza ajena. Resultó indignante que en plena crisis, a todo nivel, por la pandemia y cuando millones de escolares de colegios públicos ven descender los niveles de calidad con una educación virtual que no llega para todos, los congresistas acribillen al ministro con un tema de interés particular y fuera ya de contexto.

‘Por qué la Sunedu licenció a tal universidad y no a la de fulano’. Otra fue que los ‘otorongos’ defendían los intereses de los dueños de universidades ‘truchas’, con toda razón no licenciadas por la Sunedu, que jefaturaba, en ese entonces, Benavides. Lo que ayer se vio es puro y simple revanchismo de los dueños de esos centros de dudosa capacidad educativa superior, contra un funcionario que defendía a los millones de jóvenes que merecen una carrera universitaria con estándares de calidad.

SEGURIDAD EN LAS ALTURAS: Varios reportajes televisivos presentaron imágenes desgarradoras de asentamientos humanos en los más altos y alejados cerros de Lima: Carabayllo, Villa María del Triunfo y Comas, donde no hay ni luz ni trochas carrozables, pero donde la delincuencia y los drogadictos campean y se forman rondas de vecinos con solo palos y chicotes. ¿Por qué el primer ministro militar no manda pelotones de soldados a patrullar en las alturas en la madrugada? Allí no entra un patrullero para proteger a la población que vive una batalla desigual contra la delincuencia y está desesperada clamando por protección del Estado. Otra zona que merece presencia miltar urgente es el Callao. Apago el televisor.


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