William Trickett Smith, 'el Asesino de la maleta'. (Archivo: GEC)
William Trickett Smith, 'el Asesino de la maleta'. (Archivo: GEC)

Mis amigos periodistas, el fotógrafo Gary y el gigantón redactor ‘Barney’ llegaron por sus frejoles con harta papada de chancho, arroz graneadito y seco de cabrito y anís para bajar la grasita.

“María, Barney quería impresionar al director y se puso a relatar, al igual que ‘El Sonámbulo’, espeluznantes crímenes como el del ‘Asesino de la maleta’, el estadounidense William Trickett Smith, quien asesinó a su joven esposa, la guapa trujillana Jana Claudia Gómez y cuyo cuerpo fondeó en el mar el año 2007.

Pero este no fue un crimen cualquiera. Tuvo todos los ingredientes para convertir la historia en un macabro thriller policial para Quentin Tarantino. Este ‘gringo’ no era ningún caído del palto, era hijo de William Trickett, un político estadounidense republicano corrupto.

De tal padre tal hijo, quien también se metió en el sucio negocio de la comercialización de cocaína y marihuana. Lo condenaron a cuatro años de cárcel pero salió a los nueve meses .

En el 2006 se contacta por ‘chat’ con Jana y justo por esa fecha le comunican que tiene que presentarse a otro juicio por otro delito y fijo volvía a prisión. Desesperado, ve en la chica una oportunidad para irse del país. Pensaba que la muchacha a la que enamoraba a punta de mentiras era una peruana adinerada.

Cuando llegó y se casó, ella lo llevó a vivir a casa de sus padres. Descontento, acostumbrado a la buena vida, a la semanas le dice a su esposa que lo han llamada de Lima para un trabajo y que la va a mandar traer cuando se instale.

En la capital frecuenta discotecas y casinos en busca de otra ‘presa’. Allí conoce a Mónica Cecilia Muñoz y viven una intensa relación adúltera. Trickett está decidido a sacar para siempre de su vida a Jana, que lo llama insistentemente. Allí se decide por un plan macabro: matar a su esposa y desaparecer el cuerpo, pues ‘sin cuerpo no hay delito’.

Le pregunta a su amante ‘qué medicamento es efectivo para dormir a una persona’, luego le encarga contactarse con un pescador para que lo lleve a alta mar a un paseo nocturno'. Según la fiscal, Mónica Muñoz sabía de los planes del extranjero y lo ayudó.

Luego, el gringo maquinó la parte más siniestra de su plan. Compró una maleta de gran tamaño en Surquillo y llamó a su mujer:‘mi amor, ven al hotel San Remo, ya tenemos nuestro nidito de amor'.

Jana, ilusionada, se retiró de su hogar trujillano el 3 de julio, rumbo a Lima. Según la amante, el ‘gringo’ la llamó y le dijo que contacte al pescador Justo Servigón para hacer el viaje el 8 de julio, a las siete de la noche.

Dijo que se apareció con una tremenda maleta que ‘estaba sellada con cinta adhesiva. Según la mujer, al preguntarle por la maleta, le dijo que era costumbre norteamericana que ‘al iniciar un nuevo negocio,se lanza una maleta al mar con papeles viejos’.

Así el pescador y la joven universitaria vieron cómo la maleta, con el cuerpo de la infortunada trujillana se hundía en las profundidades del mar de Chorrillos. María, me quedé corto. Mañana te cuento cómo concluyó este plan del gringo diabólico'. Me voy, cuídense.



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