POR KATTY GINES

“Hemos crecido en la época del terrorismo y como niña era muy duro oír que habían asesinado a alguien, y es cuando aprendo a fotografiar sin cámara… Si hay mucha tristeza busco algo alegre que esté lleno de colores, pues tengo que hacer algo para dejar al mundo mejor de lo que está”, nos dice Carola Solís, una multifacética mujer huancaína, quien produce hermosos diseños que son valorados en el mundo.

Tus piezas son muy especiales, ¿de dónde nace esa inspiración por la identidad peruana?

Después de haber recorrido el mundo y vivir fuera valoras de dónde eres. La dueña de Chio Lecca me dijo que vio en mí un fenómeno porque yo había vuelto para encontrarme de una manera moderna, cuando los diseñadores buscan parecerse a alguien más. El Atelier Solís es el resultado de mi exploración, estudio, investigación de mí misma, de mi identidad cultural.

¿Qué crees que fue lo más difícil para iniciar un negocio como el tuyo?

Encontrar a un equipo con el que puedas apoyarte, que sea confiable, que haga las cosas a tiempo y no mienta. Siento que las personas que nos hacen los trabajos nos maltratan porque piensan que si estás empezando te cobran barato, pero te hacen esperar y, si eres diseñador, te cobran muy caro.

¿A dónde llegan tus productos?

A Inglaterra, Estados Unidos, México, Argentina, Polonia, Europa en general, Sudamérica, Norteamérica.

¿Cómo es la mujer que viste Carola Solís?

Son mujeres que brillan y buscan una pieza que invite a la conversación sobre cultura. Una amiga tiene una falda del Amazonas y no le subía el cierre, estaba desesperada porque es su caballito de batalla, y tenía que ir a una reunión. Ella sabe que despertará el interés para hablar diferentes temas.

¿Cuál es el mejor comentario que tuviste sobre tus diseños?

La fundadora de Fashion Revolution de Inglaterra, quien tiene una falda mía, me dijo que mi falda es sostenible porque tiene historia, muestra la cultura de un país. Mis modelos son historias desde que son concebidos, desde cuando tomo la foto, planeo un viaje y lo plasmo.

¿Con qué materia prima trabajas?

Son los retazos que deja la gente, trabajo con plumas, poliéster, algodón orgánico, alpaca.

¿Has tenido la oportunidad de reflejar la violencia contra la mujer en lo que haces?

¿Qué haces cuando ves un cuarto oscuro? Hay que ponerle luz, es momento de darle vuelta a las heridas, de encontrar herramientas para sanar el dolor de la mujer. Mis prendas son la celebración de nuestros colores, son una fiesta del color y soy una niña jugando cuando diseño, soy mi hija usando esta paleta de colores.

Sé que estás haciendo un gran trabajo para ayudar a otras mujeres en el tema de violencia. ¿Cómo va ese trabajo?

Yo he sido afectada con eso porque perdí a un familiar que murió por ese tema de violencia, nunca lo dije en otras entrevistas, pero decidí participar en la marcha ‘Ni una menos’ haciéndome un vestido. Y una noche se me vinieron a la mente las palabras: Soy paz, soy amor, soy poder, soy mujer, y usé corazones en un fondo blanco y marché.

¿Cuáles son tus canales de venta?

Mi atelier en San Isidro, las redes sociales, abriré un punto de venta en Chanchamayo y otro en Lima.

¿Cómo te diste cuenta de que este negocio iba por el camino correcto?

Soy muy paciente y perseverante. Hace cinco años, una amiga española me dijo que tendría que pasar de 4 a 7 años para que la gente entienda.

¿Llevaste cursos de moda?

Llevé cursos cortos en CEAM (Centro de Altos Estudios de la Moda), en Chio Lecca y el resto soy autodidacta. Básicamente ir a galerías de arte, preguntar, uno aprende en todos lados.

¿Has pensado ingresar a los grandes retail?

Sí, lo tengo en la mira y espero ingresar muy pronto a un centro comercial.

¿Por qué crees que el trabajo peruano capta gran atención en el extranjero?

Porque en el extranjero se han olvidado del color. En Washington, yo era una explosión de color, y es que la humanidad está viviendo eso en este momento, la vida debe ser una obra de arte y hay que ponerle color.

¿Cuál crees que es la mayor riqueza del país y no la estamos valorando?

La flora, fauna, folclore, su gente, el aire puro, su selva, los campos no explorados, la alegría. Nos parecemos mucho a India, el uso del color exótico, alegre, es una fiesta, ese es nuestro gran valor, pero a veces nos emborrachamos para olvidar la fiesta que tenemos.

¿Qué consejos les darías a los jóvenes que quieren ser emprendedores?

Que confíen en su intuición.

¿Qué esperas de tu marca en el Bicentenario?

Que sea reconocida como el estandarte peruano que es.

TIPS:

Conócete a ti mismo.

Conoce y entiende el éxito.

Se honesto contigo mismo y vas a vivir tranquilo, nada te va a derrumbar.


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