| En algún lugar del mundo siempre hay un peruano que saca cara por el país. Hace unos días, conocimos la historia de Verónica Guardia, una periodista que viajó a España para hacer un postgrado. Se casó y formó una familia, luego llego la crisis en ese país y decidió emprender. Aprendió a hacer de manera autodidacta tortas de lujo que conquistó no solo a su comunidad de Castillón, sino también a los amantes de la pastelería de Austria, Alemania y otros países.

Verónica cuenta que desde niña amaba ver las revistas de tortas de bodas, pues soñaba en tener una muy grande y blanca para su matrimonio. Estudió periodismo en la universidad César Vallejo de Trujillo y trabajó por muchos años en Imarpe en Lima. Viajó a España para seguir con un postgrado, sin imaginar que encontraría el amor.

Empezó vendiendo utensilios para repostería y luego se hizo muy conocida en todo España por sus tortas.
Empezó vendiendo utensilios para repostería y luego se hizo muy conocida en todo España por sus tortas.

Durante un tiempo no le fue fácil encontrar trabajo en su profesión así que luego de investigar, hacer pruebas con materiales, practicar y llorar mucho por el camino cuando hacía no una si no varias veces una misma receta o una misma figura y no le salían como ella quería, decidió junto con el apoyo incondicional de su esposo José Pérez, abrir un negocio de productos para pastelería. Empezó vendiendo utensilios para repostería y luego se hizo conocida en todo España por sus tortas.

Los pedidos llegan de todas partes del mundo.
Los pedidos llegan de todas partes del mundo.

Empezó con una tienda de utensilios para repostería y al principio iba muy bien al ser la primera tienda de este tipo en la provincia, hasta que ingresaron los productos chinos y las grandes empresas comenzaron a comercializar a precios mas económicos, lo cual hizo muy difícil competir con un mercado como ese.

Fue entonces, que volvió a lo suyo, cogió sus herramientas de trabajo y se puso manos a la masa con toques peruanos, pues la mayoría de sus recetas vienen de sus padres y sus abuelas.

En la ciudad de Castellón se corrió la voz de que se abrió una tienda de tortas finas , y poco a poco se hizo conocida no sólo en los alrededores sino que empezaron a llegar pedidos de Alemania, Sudáfrica, Austria, Chile, Francia, Emiratos Árabes, Perú y otros países que querían que envíen sus trabajos a sus familiares que se encontraban en España. “También enviamos galletas y brownies”, detalla.

Verónica es maestra pastelera autodidacta, todo lo aprendió leyendo libros, investigando. Su trabajo se ganó el respeto de sus seguidores, que le encargan trabajos para todos los eventos importantes en sus familias.

Los pedidos llegan de todas partes del mundo.

“Cuando nació mi hija, hace 3 años, y por la maternidad me di un tiempo para descansar de la repostería, y cuando volví al trabajo, mis clientes me decían que no habían encontrado ninguna torta que tenga el sabor y la calidad de mis productos. Con ese comentario me di cuenta que no debía dejar todo esto”, enfatiza.

Guardia nos dice que las autoridades de España son muy exigentes con los comercios y hay que tener todo en orden, pues caso contrario cierran el negocio. Además, la mano de obra tiene un gran valor en dicho país, por eso sus tortas finas o de lujo son muy pedidas. “No puedo tener más locales, porque yo me dedico al cien por ciento a elaborar estos pasteles, las hago de manera artesanal, cada flor, cada detalle. Me piden para bodas, bautizos, aniversarios, cumpleaños, Primera Comunión (que son reuniones que celebran como bodas).

Nuestra compatriota tiene 10 años trabajando en España y por la pandemia atiende solo ha pedido, aún así, sigue teniendo gran demanda y reconocimiento por sus bellos trabajos de lujo.

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